pablo amate
Viernes, 16 de septiembre 2022, 00:49
Me atrevo a escribir de la coquinaria de Gran Bretaña, con motivo del fallecimiento de Isabel II. El luctuoso suceso ha dado pie a comentarios ... y opiniones ignorantes. La niebla de Londres y lo mal que comen los ingleses son ejemplos. He vivido en Gran Bretaña. Estudiado en Canterbury y Edimburgo. Además de realizar, años después, cursos de Master Blend (elaborador de whiskys). Y tras exámenes que suspendí (creo que porque era español, jaja) me aprobaron en Aberdeen, ciudad muy próxima al castillo de Balmoral, donde falleció la reina Isabel II. Lugar que por cierto visité. Y era factible, siempre que la Reina no estuviese esos días residiendo allí. Por eso yo me tuve que ir a vivir a otro castillo. Tengo testigos granadinos.
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La verdadera denominación de este país es Reino Unido. Tiene cuatro, digamos 'comunidades': Escocia, Irlanda del Norte, Gales e Inglaterra. Y cada una tiene sus diferencias, peculiaridades y formas de usar el inglés. Coloquialmente, en Escocia no se entiende fácilmente, aun sabiendo inglés. Por cierto que los escoceses no beben whisky en sus pubs. Yo era el único. Ellos, solo cerveza tibia. Ahora, con el cambio climático ya enfrían hasta la negra Guinness. ¡Ah, alcalde de Granada! Allí no ponen tapas. Solo se puede comer de 12 a 2 de la tarde, máximo, lo de siempre en todos: haggis (como la morcilla), nabos y puré de patata con salsa de whisky. Fish and chips horrendo, como en todo el Reino Unido (pescado y patatas fritas). Gachas de avena o gachas escocesas. El cranachan es postre escocés, tiene crowdie, (queso escocés suave y desmenuzable, mezclado con crema batida), avena, un poco de whisky, frambuesas maduras y miel. Gustan del 'Cullen Skink', sopa espesa con pescado ahumado, patatas y cebolla. Black pudding: un tipo de morcilla hecha con sangre de ternera o de cerdo mezclada con avena, salvado de avena o cebada.
No escribo 'la más conocida',, pues siempre Londres acapara al viajero. Al turista, cualquier cosa. Viaje al Bristol, o al sur, con esos ferries diarios que le ponen en España en una noche. O viceversa. Con su coche. Asunto este delicado. Muy complejo. Yo prefiero alquilar allí. Mi primera entrada a la 'city' conduciendo fue por mi derecha. Menudo caos. Pero el rosbif del restaurante cercano al mítico Hotel Savoy me quitó el repullo. Eso y un gintonic en el salón junto al embarcadero del Támesis del Savoy, que merece por sí solo otra crónica. Visite Oxford, Cambridge o el pueblito de Sandwich (otra crónica aparte) y recuerde; el té es a las cuatro de la tarde. No a las cinco.
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