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Sara Bárcena
Miércoles, 29 de noviembre 2023, 00:18
«Ahí tenemos un insecto. ¿Seréis capaces de probarlo?». Esa fue la primera pregunta que se planteó a los valientes que este martes por la ... tarde se atrevieron a probar alguno de estos animales en el Parque de las Ciencias de Granada. Los expertos aseguran que son «una gran fuente de proteínas», aunque en los países occidentales su consumo no sea en absoluto habitual.
Esta curiosa cita se presentó como una 'Degustación atípica para un futuro sostenible', organizada en el marco de la exposición 'Foodprints. La huella de los alimentos', cuya inauguración tuvo lugar hace escasas semanas. El objetivo no era otro que concienciar sobre las posibilidades que existen para llevar una alimentación que sea responsable con el medioambiente y el futuro del planeta.
«Una cosa, si el bicho te gusta, por algún motivo, ¿se puede repetir?», preguntó con auténtica curiosidad un niño de diez años. Aunque se veía gente de todas las edades, los más pequeños fueron los protagonistas. Interesados en las explicaciones del guía, se preocupaban constantemente por estar en primera fila y no paraban de preguntar sus dudas.
La visita, aunque fue breve, sirvió para que ellos, padres y madres entendieran por qué los insectos son tan importantes en la alimentación. De hecho, a la hora de preparar recetas saludables y sostenibles, «es conveniente utilizarlos como ingrediente principal para aprovechar su aporte nutricional». Así lo explicaron los alumnos del Centro Integrado Hurtado de Mendoza, que elaboraron varios platos con insectos para la ocasión.
De hecho, ya se elaboran «piensos con insectos para dárselos a los animales y no masificar la agricultura». «Es algo cultural. En los países asiáticos, sí se consumen insectos. Aquí todavía no es habitual, pero van a ser el alimento del futuro porque son ricos en proteínas y sostenibles porque no contaminan el medioambiente», explicó el profesor, Francisco Granda.
Según él, «todavía no son rentables económicamente, pero ocurre lo mismo con las frutas, hortalizas y verduras, que «son más sostenibles que la carne o el pescado porque necesitan más cuidados».
Para esta 'Degustación atípica', los alumnos del Centro Integrado Hurtado de Mendoza elaboraron diversos bocados con un ingrediente muy singular: grillos domésticos específicos para el consumo humano. «La intolerancia en los insectos es mínima. Tiene un saborcito como cuando comemos la cabeza de una gamba», apuntó el profesor.
Para empezar, unos bombones con chocolate y grillo ahumado, que volaron en apenas unos minutos. El siguiente plato fue un bizcocho con harina de algarrobo. Antiguamente, le decían «el chocolate del pobres». Tiene un índice glucémico muy bajo. El azúcar se incorpora con la fruta y los frutos secos. Además, no lleva gluten y su textura es parecida a la del brownie.
Los asistentes también probaron una hogaza de pan de masa madre elaborada con un 3% de polvo de grillo y que acompañaron con aceite de oliva. «Esto tiene hidratos de carbono, grasas y proteínas. Comiendo pan con aceite podemos alimentarnos perfectamente», aseguró Granda.
Por último, un bocado gourmet: una torta de lino deshidratado -un superalimento altamente recomendado por los nutricionistas- con queso fresco cremoso y albahaca. «Recuerda a los sabores de Italia, pero es muy particular», advirtió. Resulta que a esta elaboración le habían añadido las pieles de tomates que habían usado previamente para una salsa, deshidratas y fritas. Y, como toque final, virutas de grillo.
Y, por si fuera poco, pequeños y mayores tuvieron la oportunidad de probar grillos «sin más». «Parece arroz inflado», dijo sorprendida una madre. «Son como mis cereales del desayuno», apreció su hija. La realidad es que, al igual que ocurre con otros insectos, el sabor de los grillos puede disimularae fácilmente si los incluimos en recetas.
De hecho, los estudiantes de esta escuela demostraron su habilidad para integrarlos en elaboraciones que perfectamente podrían encajar en la alimentación diaria. Los niños se fueron encantados y los adultos, también. De todas maneras, aún queda mucho para que el consuml de insectos se normalice. Por eso, el próximo 21 de febrero el Parque de las Ciencias ofrecerá una nueva degustación.
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