«La investigación es una buena salida profesional»

–Ha estado viviendo unos meses en Lisboa. ¿Qué tal?

–Extraordinario. Me he enamorado de su gastronomía, muy parecida a la nuestra. Mucho pescado y muy rico: pulpo, rodaballo, lubina... Eso sí, tienen un problema con la gentrificación en barrios como la Alfama, su propio Albaicín. Todo son lockers, brunchs y cosas así. Allá donde ves ropa tendida sabes que residen locales, pero son los menos.Es una pena y hay que pararlo.

–¿Y en Salamanca?

–Llevo un año y medio allí y me gusta, pero echo de menos Granada. Es una ciudad universitaria y me recuerda a la nuestra, pero nuestras tapas son mejores. (Risas). Tienen grandes carnes y sitios estupendos como La Parra. Hay mucha gente muy joven y también muy mayor, pero hay un hueco demográfico: al no haber demasiada empresa, la gente se marcha en busca de trabajo.

–Le interesa la investigación...

–Defiendo la investigación como salida profesional y la gente joven la contempla pocas veces. Es una faceta muy interesante. Eso sí, para escribir una tesis debes hacerlo sobre algo que te apasione, que es un trabajo arduo y exigente. Además de la parte administrativa, tienes que pasar muchas horas leyendo. A mí, desde siempre, me ha gustado la televisión, así que opté por trabajar sobre la figura del showrunner, lo que resultó de lo más gratificante, incluidas estancias de investigación en Los Ángeles que me permitieron visitar las instalaciones de Disney, Netflix o la Universal y entrevistar a guionistas y creadores.

–¿Qué es un showrunner?

–Es un profesional de la televisión que surge en el contexto norteamericano y que trata de adaptarse a Europa con mayor o menos éxito. Se trata de un guionista, en origen, que ejerce como productor ejecutivo y se sitúa en la cúspide de la 'writer's room', la sala donde trabajan los guionistas. Es importante que sea él mismo guionista, que sepa escribir, que escriba y que lidere el proceso creativo. En España se está luchando para adaptar la figura de forma que los guionistas encuentren mayor reconocimiento.

–¿En qué está trabajando?

–Con la USAL, en elOCA, en la representación social, en el papel que desempeñan determinadas minorías en las tramas de las series que, por fortuna, cada vez son más diversas, aunque aún queda camino por recorrer. Estoy analizando 'The last of us', haciendo una comparativa entre el videojuego original y su adaptación a la pantalla, esa expansión transmedial en la que trabajamos en el proyecto FicTrans de la UGR. Hay una mayor visibilidad y representación libre de prejuicios del colectivo LGTBIQ en la serie, no en vano, se hizo diez años después que el videojuego.

–¿Y la acusación de 'woke'?

–Es muy interesante que las narrativas actuales se reformulen respondiendo a las demandas de una sociedad compleja como la que vivimos. Pero la clave no está en cambiar de género o raza a los personajes masculinos caucásicos habituales, sino en desarrollar nuevos personajes. Además, no desatender los intereses económicos detrás de estas propuestas. En cualquier caso, es muy positivo que cada vez más sectores sociales se puedan sentir incluidos e identificados en la ficción.

–¿Qué me dice de 'The Bear'?

–Vengo de una familia hostelera, que mis padres son los dueños de 'La Cantina de Diego', y sé que una cocina es muy estresante. Cada servicio es una función diaria que requiere preparativos, conlleva mucho estrés y termina con la satisfacción de la clientela. 'The Bear' es una 'dramedia', híbrido entre el drama y la comedia que ha funcionado muy bien. Muestra una realidad dramática y estresante, pero con un alivio cómico, transmitiendo esa sensación de que nos reímos de nuestros problemas. Su formato de 'sitcom' y su realización, los planos secuencia y otros recursos técnicos le dan una apariencia cinematográfica.