La joven camarera de Granada que es la jefa de sala del restaurante Arriaga

La vida de Trinidad Montiel ha cambiado mucho en los últimos años. Y eso que solo tiene 24 años de edad. Una joven del Zaidín que quería estudiar Derecho y que llegó al mundo de la hostelería de manera inesperada que ahora es una de las jefas de sala más jóvenes de la provincia, cargo que ocupa desde hace pocos meses en el Restaurante Arriaga.

«Cuando terminé 2º de Bachiller quería estudiar Derecho pero la nota no me llegaba, así que por recomendación de una tía mía entré en la Escuela de Hostelería Hurtado de Mendoza», explica Trinidad a IDEAL. La intención que tenía era la de conseguir algunos puntos extra para volver a intentar entrar en Derecho el curso siguiente. Sin embargo, todos sus planes cambiaron porque al comenzar a estudiar descubrió su verdadera vocación.

«En la escuela se hacen servicios a clientes para practicar y cuando me vi charlando con la gente y enseñándoles cosas del mundo de la gastronomía me encantó. Descubrí que lo que realmente quería era vender experiencias». A partir de ahí comenzó su corta pero intensa trayectoria profesional. Primero como camarera de fin de semana en el Restaurante Monte Vélez de Huétor Vega. Y más tarde en el Restaurante Arriaga, donde todavía continúa en la actualidad. «Sabía que tenía que empezar desde abajo si quería tener una oportunidad. Luego, en septiembre de 2019, empecé a trabajar como extra en Arriaga», recuerda.

Poco a poco se fue ganando un puesto hasta convertirse en fija. Y hace unos pocos meses le llegaría la oportunidad más importante de su vida: ser la jefa de sala en Arriaga. «Entré aquí sin saber mucho más que llevar una bandeja. Entre Álvaro Arriaga y Daniel Ruiz me han enseñado todo lo que sé y la verdad que mi vida ha cambiado por completo». Un «giro de 180 grados» que le ha permitido crecer mucho tanto a nivel personal como profesional, aunque tiene muy claro que todavía le queda «mucho por aprender», pese a que ha sido «cumplir un sueño muy pronto».

Sobre la importancia del trabajo de sala, Trinidad señala que es importante saber controlar el servicio. «Tengo a un equipo de camareros y cada uno es de una manera, igual que los clientes. Yo tengo que hacer una lectura de cómo es el cliente para saber qué camarero puede darle una mejor experiencia», comenta la granadina. Porque al final su trabajo no es otro que el de ofrecer una velada única al cliente, «entender lo que quiere, guiarlo y dárselo». Algo que, lejos de pesarle, le encanta: «Este trabajo me hace feliz. Por muy cansada que termine o por muchos problemas que haya podido haber, siempre tengo ganas de volver. Y eso solo es posible si te encanta tu trabajo».

Aunque el principal sueño de Trinidad era conseguir un puesto como el que ocupa ahora en el Restaurante Arriaga, reconoce que todavía le quedan «muchas cosas» por cumplir. De hecho, pensando en el futuro, explica que algún día le gustaría ser sumiller en una bodega de vino: «Eso me permitiría adentrarme en el mundo del vino, en el que ahora estoy empezando, y contar la historia de una bodega. Sería lo que más me gustaría». Aunque tiene clara una cosa, si pudiera quedarse toda la vida en su actual puesto también sería «muy feliz».

• Temas
• Restaurantes
• Huesca (Provincia)
• Granada
• Gourmet Ideal