Lemon: Rock y buena gastronomía

La semana pasada les hablaba de la pasión recuperada por las barras y las mesas altas. Se me olvidó incluir en la ecuación a los barriles, también grandes protagonistas de ese revival del picoteo y la comida informal. Como teníamos entrada para The Godfathers, el pasado viernes, reservamos uno de los barriles del Lemon Rock para tomar algo antes. Para cenar, en realidad. Lo que pasa es que suena raro eso de cenar antes de irse a dar saltos en un abrasador concierto del punk–rock más demoledor.

Se lo comentaba a un amigo: «El Lemon es un sitio en el que quedarse a vivir». Lo tiene todo. Menos camas. Lo que es paradójico, porque comenzó siendo un hostel muy acreditado. Sin embargo, tras el parón por la pandemia, reabrió convertido en un restaurante con espacios muy diferentes en el que la estrella es la sala de conciertos de su segunda planta. Aunque también podría serlo su patio. O la terraza, cuando el tiempo lo permite. O esa espectacular barra, siempre a tope, de la planta baja. O los salones del primer piso, de fastuosa decoración musical y artística, a los que no les falta un perejil.

Cuando de avituallarse para un buen concierto se trata, mi plato favorito de la carta son las lágrimas de pollo caseras al estilo Lemon con salsa brava y miel mostaza. Servidas en esa cesta de freidora que tan de moda se ha puesto para llevar los fritos a la mesa, están de lujo y hacen madre para las cervezas y presumibles copas que irán cayendo a lo largo de la noche. Las croquetas caseras de costilla a la cerveza también son un clásico imprescindible que he pedido otras veces, pero el viernes optamos por los Boletus confitados con crema de patata, huevo poché y trufa rallada, un plato que está para mojar pan. Estuvimos tentados de completar la comanda con unos Mini puerros al jósper con salsa tártara, pero fuimos conservadores. Para la próxima.

En el Lemon tienen una programación musical con todo el sentido y una personalidad propia. Nada de ir rellenando huecos, como hacen en otros garitos que combinan gastronomía y música. Además, está organizando unas catas maridadas con cerveza 1906 de lo más interesantes. Hoy por hoy, el Lemon es el garito gastro–rockeros de referencia en Granada, donde mejor combinan la gastronomía con la música. Darían ganas de pedir tarifa plana, si la hubiera. O de hacerse socio para poder hablar, como en las películas yanquis, de 'mi club'. Y hay conciertos jazzísticos, también. Y bluseros. Y DJ. Que la Granada musical es amplia, variada y muy versátil.

Por cierto que el pasado fin de semana se celebró la IV edición de Alicante Gastronómica y allí estuvo nuestro Chechu González, jefe de cocina de María de la O, con una ponencia práctica en uno de los escenarios principales de la Feria. Preparó su escabeche de aceituna gordal con lubina y la caballa marianada con escabeche de zanahoria y cúrcuma, plato que le valió el tercer premio en Madrid Fusión 2021. Madrugón que se pegó para llegar el lunes a Maestros Culinarios, como podrás leer en la información que llevamos en suplemento aparte. ¡Salud y rock!

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