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Pablo Amate
Jueves, 22 de junio 2023, 10:10
Como somos muy modernos, y algunos 'chelis', cambiamos el nombre tan español por una expresión que desvirtúa lo que se supone un señor bocadillo. Leo ... en Instagram que una señora rinde, según ella, «un pequeño homenaje a Manuel Vázquez Montalbán: el bocadillo de la abuela Rosario. En su novela La Rosa de Alejandría aparece este bocadillo que preparaba su abuela murciana: pan con tomate, pescado frito, berenjena, pimientos y un poco de ajo y aceite. En realidad, reutilizar el pescado frito era una práctica muy habitual en cualquier casa, no sólo en Murcia. También en Andalucía, donde se elabora la salsa sobrehúsa para darle una nueva vida, suavizar el pescado frito de un día para otro o, simplemente, se comía en forma de bocadillos como hoy lo hacemos con un filete empanado, un rostbeef o una carne asada».
Reutilizar comida
Sigue esta señora: «El aprovechamiento es inherente a la propia cocina popular, por lo que cocina de aprovechamiento es más una redundancia y una falta de conocimiento de la verdadera cocina, el acto de cocinar, que no es otra cosa que el de aprovechar todos los recursos». Hoy lo llaman cocina sostenible. El más claro ejemplo lo tenemos en el pan con tomate restregado, ajo optativo y un chorreón de aceite de oliva virgen extra. Asunto que no fue inventado en Cataluña, dado que antes, en las cortijadas, pedanías, aldeas, poblados, fincas de labranza, ganadería de vacuno, ovino, etc., el panadero no iba todos los días como ahora.
Un bollo de 2 pesetas
Mis recuerdos infantiles se evaden de vez en cuando a mis gratos estíos en la casa de verano familiar. Cada mañana, sobre las 11, aparecía Pepe con su reata de dos mulas con cerones de pleita, para que el pan no se recociera. Llegaba, dando su voz de «¡Panadero!». Y yo corría por mi bollo de dos pesetas. Mi madre ya se encargaba de adquirir el resto para la casa y pagar. Pepe venía de Alfacar con sus dos mulas, las muchas veces andando a su par. Mi segundo desayuno, que en el Levante y otros lares llaman almorzar, disponía de un salchichón curado de Alhama de Granada y un tebeo. Lo comía con deleite, a la sombra de una higuera.
El Aliatar y La Mancha
Son dos instituciones. A los perritos calientes, habas con jamón o alcachofas con mayonesa, ¡cómo le vas a llamar bocata! Es insultar. En los cursos del Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada, que dirigía el ínclito catedrático J. F. García Casanova y en el de gastronomía, que dirigía yo, llevé a Pepe Torres, el dueño de Castañeda y La Mancha. Su clase fue espectacular. Técnica y profesionalidad. Desde entonces yo solo le llamo profesor. Cuídense.
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