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Pablo Amate
Viernes, 23 de agosto 2024, 00:10
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Tras realizar un periplo de trabajo en el extranjero, me percato que los medios de transporte con destino a Granada van completos. Bueno, los autobuses. Llegar a Granada en temporada alta en avión sale muy caro, y hay pocas plazas. Además de las demoras que se padecen continuamente. Si se anula el vuelo, ya ven lo que pagan y colaboran las compañías aéreas con las personas que se quedan tiradas en los aeropuertos, queriendo volver a su casa y trabajo. Un caos.
Los trenes 'cha-cha-cha'
De todos es sabido los grandes parones, casi siempre claustrofóbicos, que está sufriendo el transporte en ferrocarril de todo tipo con sus pasajeros dentro. Herméticamente cerrados por seguridad, pero que no dejan entrar un poco de aire exterior. La cafetería del tren rápidamente se agota de provisiones y ni agua queda para los niños. Me cuentan que son horas, a veces, y hasta en túneles, las que pasan esos viajeros que van a disfrutar vacaciones y culinarias varias. Imagino el estado de ánimo de una familia que se ve bloqueada dentro de los vagones, sin información. Cuando lleguen a ese chiringuito que añoran, el carácter se les avinagró tanto que el resto de tiempo libre, a veces no llega para borrar el miedo, enfado supino y no tener nada que darle a su familia, todos encerrados.
Pasa lo que pasa y se acabó
Si soy el presidente de mi empresa y me van comunicando, día a día, presuntamente, los graves parones y averías que sufre mi maquinaria, yo no me quedo jugando al golf. Y más, en la propia España. Tener poder e ingresos acordes a él conlleva la obligación de dejar el 'palito' e, imagino, informarse y dar la cara. Para eso es el jefe. Para lo bueno y para las complicaciones.
¡Había una vez... un Supra!
Hubo un tiempo lejano, antes de la Covid, en que Granada y otras muchas capitales contaban con un transporte muy adecuado y detalloso donde las señoras y hasta niños de 10 años viajaban solos, sin preocuparse de nada. Cada Supra llevaba a una siempre amable azafata que cuidaba todos los detalles. Una sala para tomar un café y leer prensa y revistas en la estación de origen. Transporte de tu equipaje. Prensa nacional a bordo gratuita. Desayuno ya en ruta. Y como salía a las 09:00 de la mañana, llegando antes del mediodía, servían un aperitivo también incluido en el precio. WC donde te podías poner de pie, no como el que usé, que hasta para darle a la luz había que buscar el botón. Y era un matricula 'M', nuevo, pero sin detalles. ¿Verdad que parece mentira lo que acabo de escribir? Pues fue todo verdad. Y sin mejoras.
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