Viernes, 6 de mayo 2022, 00:12
El bienestar se dibuja en el cuerpo igual que un mala corná. La sonrisita de escolta de Indiana; la postura de mariscal de campo; esa paz que nos recorre de Norte a Sur... manifestaciones que aparecen como un cortocircuito mientras uno ve ¡Qué verde era mi valle! o visita una barra con más años que Ablanedo II el día de la vaselina de Raúl. En Granada hace dos o tres meses (no le pidan rigor a mi corazón) volvió quizá la mejor de todas, la de Casa Enrique. Es de nogal y en sus ondulaciones he perdido el Norte con sus vinos, quesos o conservas. Y aún no lo he recobrado desde aquella vez, la última, en la que me crucé con su lomo doblado.
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Procedente de cerdos negros extremeños, para quien no lo sepa se trata de un ingenio primoroso. Es un embutido sin pimentón, que se adoba con ajo y sal y se embucha doblando la pieza a la mitad. El poco aliño hace que el sabor sea puro y penetrante; más sofisticado. Y, claro, al probarlo deviene la sonrisita, la pose augusta y la paz. Es el bienestar, amigos, ese pellizco que nos mantiene vivos.
Ingredientes principales Lomo adobado, picos, aceite de oliva virgen extra
Precio del plato Media ración 10 €
Restaurante Casa Enrique
Dirección C. Acera del Darro, 8, 18005 Granada
Carta 30/35 € pax
Tips Negocio histórico, de 1870; barra con buenos vinos, embutidos y conservas prémium; comedor al fondo si se prefiere comer sentado.
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