![Loor al solomillo nazarí de Chikito](https://s2.ppllstatics.com/ideal/gourmet/multimedia/202202/18/media/cortadas/gastro-kQ7H-U160990753046QCB-1248x1300@Ideal.jpg)
![Loor al solomillo nazarí de Chikito](https://s2.ppllstatics.com/ideal/gourmet/multimedia/202202/18/media/cortadas/gastro-kQ7H-U160990753046QCB-1248x1300@Ideal.jpg)
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Jesús Lens
Granada
Viernes, 18 de febrero 2022, 00:23
Me gustó que el Día de los Enamorados cayera en lunes. Tras los llenazos del fin de semana, se presentaba un mediodía relajado y pudimos reservar mesa en Chikito. Más concretamente, dentro de Chikito. En su precioso comedor, donde se puede respirar el ambiente de ... la mítica tertulia del Rinconcillo al calor de la escultura dedicada a García Lorca y de la columna original del entonces llamado Café Alameda.
Estoy de terrazas hasta el colodrillo. Se lo he dicho muchas veces a lo largo de estos dos años: fiel a las barras, nunca fui muy de terraceo, que una comida no se disfruta igual dentro de un local bien diseñado y mejor cuidado que en la calle. Salvo que hablemos de una terraza con vistas a un marco incomparable, claro.
La barra y el comedor de Chikito funcionan a modo de cápsula del tiempo que te conduce a los años míticos de la efervescente Granada de Lorca, Manuel Ángeles Ortiz, González de la Serna o Melchor Fernández Almagro. Las fotografías de las decenas de personalidades que por allí han pasado le dan aún más pedigrí y encanto.
Nos sentamos a la mesa junto a una ventana por la que se filtraban los rayos de ese sol de invierno que tan grato resulta. Un gustazo. Comenzamos por un nuevo plato de la carta de Chikito, con patata, ají, lima y aguacate. Para un ensaladillero ruso nato, es una propuesta muy interesante. Y no les digo nada del paté de morcilla, una de las especialidades de la casa. ¡Qué añoranza de aquellos tiempos en que comía morcilla como si me postulara a pregonero de alguna fiesta de la matanza!
Entonces llegaron las alcachofas fritas con un toque de miel de caña. Servidas al centro de mesa, junto a las copas de un vino rojo intenso, el sol le imprimía al ambiente un toque a pintura flamenca, como de Van Eyck, Vermeer y compañía.
Y aparecieron las auténticas estrellas de la jornada en forma de solomillo nazarí y rabo de toro. Me gustan los platos con historia que, además de estar ricos y sabrosos, te cuentan cosas, te hablan del pasado y te conectan con tiempos pretéritos. El solomillo nazarí es de estos, con su salsa agridulce con pasas. Una carne tierna y jugosa, muy roja, muy sabrosa.
Y el rabo de toro, una receta que aún aguanta en las cartas de los restaurantes con solera y tradición, haciéndose fuerte entre esferificaciones, humos y vanguardias. Uno de los platos más raciales de nuestro recetario, con personalidad propia. Me encanta arrancarle la carne al hueso. Cuando está bien hecho, no cuesta trabajo alguno. Y qué melosidad. Un puro deleite.
Quedar para comer un lunes le imprime al primer día de la semana un sesgo de alegría y optimismo singulares. Es un gesto hedonista para encarar la semana de otra manera. Antes de la comida, por la expectativa. Después, con el regusto dulce de un postre igualmente historiado: el famoso 'empedraíllo' de Granada.
Al bajar por la Carrera de la Virgen y caminar entre las fotografías de los jugadores de baloncesto de la ACB, me acordé de un encuentro con 'malafollá', en Chikito. Fue durante otra Copa del Rey, hace muchos años. En la barra coincidieron los directivos de un equipo que había cesado al entrenador, Pedro Martínez, con… ¡el propio Pedro Martínez!, que vino en calidad de «prensa canalla», tal y como la definió. Hubo risas y sonrisas, alguna más forzada que otra. Nadie se acuerda hoy de aquellos directivos, pero Martínez vuelve a Granada en 2022 como laureado entrenador del Manresa, siempre en la brecha.
También me acordé de las comidas con mi querido y añorado Fernando Marías, durante las Ferias del Libro, donde siempre tramábamos cosas. O el año pasado con Javier Olivares, creador de El Ministerio del Tiempo, horas antes de recibir el Premio Viajero en el Tiempo de Gravite, el festival patrocinado por CaixaBank. Y aquellas charlas entre cañas, al salir del Madrigal, hablando de cine mientras nos tomábamos la tapa de pisto con pan frito.
Chikito forma parte de mi vida desde tiempos inmemoriales. Siempre es un placer disfrutar de una agradable, cálida y exquisita comida allí. Y más si es en la mejor compañía, el Día de los Enamorados, brindando con cava. ¡Salud!
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