¿Malo el jamón? Así tocamos a más
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PABLO AMATE
Jueves, 25 de febrero 2021, 22:46
Mi desayuno habitual en casa es como el de la foto. Jamón ibérico pata negra al 100% y un aceite de oliva virgen extra (AOVE) ... de verdad. Ambas cosas, según Nutriscore, me van a llevar a la tumba antes que a otros. Se ha creado en la Universidad de la Sorbona, París, donde hace años realicé un curso sobre Derecho y Gastronomía. «Nutriscore es un sistema de etiquetado internacional nacido en Francia cuyo objetivo es orientar a los consumidores hacia opciones saludables». ¿Disculpen?
Emplea cinco letras, a modo del sistema de calificación estudiantil estadounidense, y colores que representan grados de calidad. La letra A es la que otorga la mejor calificación y define, en teoría, a los alimentos más saludables, identificada con un color verde intenso. La E, en cambio, designa a los alimentos con peor valor nutricional, a los que destaca con una tonalidad roja. La gama intermedia la marcan la B (verde claro), la C (amarillo) y la D (naranja).
La calificación se realiza mediante un algoritmo que tiene en consideración los valores cuantitativos de la composición de los alimentos, en lugar de su calidad. Por ello, otorga al aceite de oliva la letra C, pues la fórmula matemática lo notifica como grasa en la misma medida que, por ejemplo, el aceite de colza. El jamón, por su parte, recibió la letra E –el peor grado de calificación– debido a su contenido en grasa y sal.
Siendo Francia la creadora de este absurdo y nada inteligente medidor de salud ajena, ¿qué calificación tiene su foie-gras de oca o de pato? ¿La rica gama de patés tradicionales, como el de Campagne, que me encanta? En toda la Costa Azul y la Provenza, los aceites de oliva son famosos y utilizados en su cocina habitual. ¿Y la grasa de la mantequilla, que tanto emplean para cocinar en gran parte de Europa, incluida Francia? Los parámetros utilizados por estos 'expertos' que espero existan, no como los del Gobierno de España, se han dejado llevar por los números, sin tener en cuenta la ingesta y su cantidad. La aspirina es muy buena, pero si me hincho, me muero.
Toda Europa es generosa en elaboraciones de todo tipo de embutidos, donde el cerdo es ingrediente base. Salchichas alemanas, austriacas, norte de Francia; perniles de Bayona, Italia, Hungría, Rumanía y hasta Praga, muchos de ellos ahumados; los callos de Niza o los del mercado de Florencia; el salchichón de la Savoya francesa... La relación es inabarcable. Por tanto, en vez de juzgar y jugar con los colores, debían indicar la cantidad de ingesta de cada tipo. Sí estamos locos, ni sabemos lo que queremos... (cante con la musiquilla).
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