Una de las mejores terrazas de Granada
Comer al sol ·
Restaurantes. La Tarara y El Disloque, locales compañeros y vecinos del Realejo, disponen sus mesas en la acogedora y soleada plaza Carlos CanoSecciones
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Comer al sol ·
Restaurantes. La Tarara y El Disloque, locales compañeros y vecinos del Realejo, disponen sus mesas en la acogedora y soleada plaza Carlos CanoJesús Lens
Granada
Jueves, 7 de enero 2021
Estamos en el corazón del Realejo y se agradece ese sol de invierno que calienta sin quemar, que tuesta sin molestar. Mesa alta y taburete junto a la puerta de El Disloque. Al otro lado de la calle, la plaza Carlos Cano acoge mesas, sillas y modernas y estilizadas estufas que, de momento, siguen apagadas, gracias a la labor del sol. La separación entre las mesas es la idónea y, aunque todavía es temprano, ya están todas ocupadas.
He quedado con África Díaz, la dueña y fundadora de dos locales hermanos que, casi puerta con puerta, son todo un referente gastronómico en el barrio. Primero abrió La Tarara, en noviembre de 2016. Un par de años después, en 2018, lo hizo El Disloque.
África se dedicaba a la investigación sociológica cuando la crisis, la anterior, la llevó a reinventarse, iniciando una nueva carrera profesional. Tanto su abuelo como sus hermanos tenían experiencia en el mundo de la hostelería, por lo que la vocación le llegó por inspiración familiar. «Siempre he sido amante de la gastronomía y en especial, de los vinos», explica. A la hora de abordar el proyecto, vio que podía hacer algo diferente en Granada para aprovechar su mentalidad emprendedora.
África ya tenía formación en el mundo del vino cuando puso en marcha La Tarara. Para elegir el nombre se inspiró en Federico García Lorca y su pasión por recuperar las canciones populares granadinas. Su objetivo: una taberna con amplia variedad en referencias de vino para tomar por copas. Vinos diferentes y originales. Le gustó aquel local de la calle Varela, pequeñito y con la cocina a la vista, que permite interactuar con el cliente.
Junto a los vinos para copeo, unas 70 referencias aproximadamente; la cocina de mercado y el producto del día caracterizan la oferta gastronómica tanto de La Tarara como de El Disloque, cuya excelente ubicación anima a disfrutar de su cocina de una forma relajada y tranquila.
A lo largo de los años, África ha continuado con un proceso de formación continua en el mundo del vino, algo imprescindible para ofrecer el servicio más profesional. Así, poco a poco se ha ido afianzando una estupenda relación en la que una clientela fiel no duda en ponerse en sus manos, dejándose llevar. «Aprecian una actitud honesta por nuestra parte, lo que contribuye a que aumente la confianza y a que disfruten de la experiencia», detalla esta mujer emprendedora y decidida, que se expresa morosamente, con las ideas muy claras.
Decíamos que La Tarara y El Disloque apuestan por la cocina de mercado. Es el cocinero quien va a la frutería, a la carnicería y a la pescadería y, junto a una carta estable, siempre hay muchas sugerencias de temporada. Entre los productos de la tierra, la ternera pajuna, por la que África tiene una gran predilección.
Comida casera, también. Verbigracia, sus proverbiales croquetas, que le valieron alzarse con el primer premio del concurso organizado por el congreso Granada Gourmet de IDEALhace un par de años. ¿El secreto? «No lo hay. La mejor materia prima y cocinar de verdad», resume África. Por ejemplo, para las croquetas de puchero, la clave está… ¡en hacer un buen puchero! Un puchero de verdad, con su gallina entera, jamón deshuesado, tocino ibérico, garbanzos y demás aditamentos propios del cocido tradicional. Otro de los platos más demandados por los clientes: el pincho de tortilla, hecho al momento, por supuesto. Siempre la honestidad a escena.
En el año 2018, los dueños del local de al lado de La Tarara querían traspasarlo. África vio una gran oportunidad para ampliar un negocio que estaba funcionando muy bien. «Más que emprendedora, soy aventurera», señala. Y aprovechó para homenajear a su abuelo y a su madre, dado que el primer bar que tuvo la familia, en Ceuta, se llamaba así: El Disloque.
Si por algo se caracteriza la cocina de la segunda taberna de África es por un fastuoso horno que usa brasas de leña de encina para cocinar los sabores de siempre. Además de las carnes, hay que destacar los pescados y los arroces a la leña finalizados al horno.
Una pregunta obligada: ¿cómo se están viviendo estos meses tan complicados? «Con dificultades». Las ayudas prometidas no terminan de llegar y se echan de menos las barras de La Tarara y de El Disloque, piezas básicas en su forma de tratar con la clientela. La falta de turismo, sin embargo, no ha sido tan definitoria en dos locales que se nutren mayoritariamente de gente de Granada y del barrio. La cantidad de transeúntes que saludan a África mientras conversamos da buena prueba de ello.
Por otra parte, hay que destacar la importancia creciente de una terraza que cuenta con todas las normativas preventivas higiénico sanitarias: distancia, geles, desinfección, mascarillas… «en la hostelería somos los primeros interesados en que no haya contagios», señala con convencimiento. Una terraza que permite ampliar la base de esa clientela fiel que caracteriza a La Tarara y a El Disloque: gracias a la buena cocina y al buen servicio, el cliente que los descubre por primera vez, repite.
Pasan de las dos de la tarde cuando nos despedimos de África, que se afana en el servicio. La terraza sigue llena. Vuelan los platos de carne jugosa, de la cocina a las mesas. El sol sigue templando el ambiente, la cerveza está fresca y la ensaladilla de patata con mayonesa, en su punto. Se está a gusto. Se está tranquilo. Se está bien.
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