El momento dulce de Custodio

Ése fue, precisamente, uno de los momentos dulces en la vida de Custodio, que se ha encaramado al número 1 de ventas en Amazon. «El día que me llamaron para salir en La Revuelta», dice sin titubear este gran aficionado al noir y enamorado de contar historias conectadas con su tierra. «Después de un evento decepcionante donde apenas vendí libros, a las 4.30 am tiré hacia Madrid para 'La Revuelta' y acabé en la bañera, lo que trajo esta serie de consecuencias», dice entre risas mientras compartimos una cuña de tarta en el establecimiento de Tartas Cristina en Recogidas.

Pero éste, siendo el más reciente y bien reconfortante, no es el momento más dulce de su vida. Para Custodio Pérez, los vinculados a su familia ocupan el Top 3 a la hora de recordar instantes decisivos.

«Uno de los momentos más dulces de mi vida es cuando conocí a Ana González, la que hoy es mi mujer. Confieso que iba casi sin expectativas: un amigo de Jaén me invitó a tomar un café. Allí me la presentaron y, desde entonces, todo fue rodado, eso sí», recuerda Custodio con cariño.

Íntimamente relacionado con ese momento, «el día de mi boda», momento dulce por excelencia y en el que siempre hay una tarta de por medio. Y la familia en crecimiento y expansión. «Cómo no, el nacimiento de mi nieta Anaís. Nos tuvo en ascuas hasta última hora y nació el sábado de la Semana Santa». Un día superespecial, claro que sí.

Custodio no deja de sonreír, pero se le nota cansado. Le llaman de todos sitios y a todos sitios va con esa alegría natural que exuda y con su proverbial humildad. Próxima parada en Granada: el jueves 6 de noviembre a primera hora de la tarde, en la Biblioteca Francisco Ayala del Zaidín, en el marco de Granada Noir, para hablar con la gente de la autopublicación como vía para llegar al público.

¿Y la elegida de Tartas Cristina con la que Custodio celebró este momento dulce de su vida? Una Carmen, tarta clásica y moderna a la vez elaborada con bizcocho de mantequilla, crema diplomática y almendras. «¡Está tremenda!», resume Custodio con su contagiosa alegría.