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En Tartas Cristina no paran durante todo el año, pero en estas fechas, la actividad es mayor aún. Por fortuna, desde hace muy poco tiempo, cuentan con una aliada que se ya se ha convertido en imprescindible: una moto. Pero no es una moto cualquiera, como nos cuenta Manuel Zambudio, director comercial de la empresa. «Tras mucho tiempo detrás de ella, por fin tenemos la moto de reparto que nos hacía falta para llegar al centro de Granada de una forma rápida, segura y sostenible».
«Se trata de una moto de 125 que puede circular por la autovía, dado que nuestro obrador está en el Polígono de Asegra, eléctrica y con un cajón grande y refrigerado que permite mantener la cadena de frío intacta. De esa manera podemos llegar al centro de Granada, entrar en la zona de bajas emisiones y circular por las calles más pequeñas y estrechas. Somos pioneros en Andalucía gracias a este vehículo, que se fabrica en una empresa de Utrera. Podemos repartir hasta 120 tartas de una vez sin que sea necesario estar yendo y viniendo de la ciudad y el área metropolitana al obrador», cuenta Manuel.
Eficiencia, seguridad alimentaria, ecología y sostenibilidad de la mano en una propuesta innovadora que supone una inversión fuerte para Tartas Cristina, siempre a la vanguardia, como acreditan con sus dos obradores completamente independientes, uno para la repostería de toda la vida y otra para la hecha sin gluten, de forma que no haya riesgo alguno para las personas celíacas. Innovación, también, porque las baterías de esa moto se recargan en las horas en que sobra energía de la producida por las placas solares instaladas en el techo del obrador.
Por cuanto a nuevas tendencias en pastelería detectadas este año, Manuel Zambudio nos habla de esas 'cheesecakes' tan líquidas cuyo interior se derrama por los bordes y resulta tan instagrameable. Entre las más de 50 variedades de tartas que tienen, tres son de esa modalidad de queso, con tiramisú, pistacho y chocolate.
Pero si hablamos de Tartas Cristina hay que hablar de dos de sus clásicas: la Nevada, tan blanca y apropiada para estas fechas, y sus igualmente míticas Lágrimas de Boabdil. «Nos acompañan desde el principio de nuestra andadura, hace ya 40 años. Lágrimas de Boabdil sigue siendo la más vendida de nuestras tartas. Es más contundente, más antigua y tradicional. La Nevada es la segunda más vendida. Es más moderna, alta, suave y especial, con el toque de castaña que hace que no sea muy dulzona. Son diferentes, pero ambas muy especiales», remata Manuel.
Además del reparto a domicilio y en el sector de la restauración, Tartas Cristina vende su producto en su emblemático local de Recogidas, en Avda. de la Constitución y en el propio obrador de Polígono de Asegra.
Panetones, rolls, stollen...
Francisco José Vílchez, de la Pastelería Zarina de Alfacar, tiene claro que el panetone ha venido para quedarse y que ya es un actor principal más en las mesas navideñas granadinas. «No le hace la competencia al Roscón de Reyes, que pueden convivir, pero sí amenaza a los tradicionales bollos de aceite. Por eso, en nuestros panetones, además de mantequilla, ponemos aceite de oliva, para que no se pierda como ingrediente y para que la clientela no se olvide de ese sabor tan nuestro».
Y están los stollen de origen alemán, parecidos a ese pan de aceite, pero hechos con mantequilla, pasas, nueces y frutas confitada. «Tenemos una clientela versátil que demanda más cosas y hay que estar ahí, innovando, pero sin olvidar la tradición repostera que en Andalucía es excelente y, en muchas ocasiones, más sana y menos calórica que modas importadas», señala Francis.
Por cuanto a tendencias, las tartas hechas con productos tan conocidos como la Lotus o el Oreo ya se han convertido en imprescindibles. En Zarina tienen estas fechas su tronco de Lotus. O los rolls que se hacen con la misma masa del cruasán. «Haces la caracola y se cuece en el aro, se rellena con crema y se hornea. Después lleva su decoración», explica Francis que termina hablando de una paradoja: «se cuida mucho el tema nutricional, pero algunas de estas novedades son auténticas bombas de calorías. Sin embargo, no se puede vivir ajenos a las modas y a lo que triunfa en las redes».
Ramón Morante, de la pastelería Calitos de Guadahortuna, hablando sobre tendencias, nos dice que, si miramos a las redes sociales, lo que importa esencialmente es el interior. «Que todo lleve mucho relleno». Y la bollería, que está muy moda. «Para nosotros, la masa sigue siendo lo más importante, lo principal. Y el relleno es algo más secundario. Cuando hay mucho relleno es porque se tapan los defectos de la masa, pero en cualquier caso tiene que ser de gran calidad».
¿Y como moda? «La tarta de queso. Nosotros llevamos cerca de 20 años haciéndola y ahora es tendencia importada de otras ciudades». Y otra curiosidad que le chirría a Ramón: la importancia de las marcas comerciales, a lo que hay que adaptarse. «Las tartas de Oreo, Lotus o Kinder. Teníamos una de avellana muy buena, pero no salía. Cuando la cambiamos a Kinder, fue una revolución».
En Calitos no tienen este año grandes novedades. Les ha afectado la subida de precios del chocolate. «Hemos visto mermada la venta porque si quieres mantener la calidad hay que subir los precios y el cliente se reprime. Esto implica que me vea un poco privado de crear cosas nuevas».
Eso sí. En la famosa pastelería de Guadahortuna, que recibe visitantes de todos sitios, siguen «consolidando el panetón, que es el producto navideño que más se está vendiendo, exceptuando los mantecados. Estamos muy contentos porque creo que nuestro panetón viaja por toda España, que tenemos pedidos de prácticamente todas las provincias».
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