El joven cocinero de 22 años es una de las grandes promesas de la cocina nacional y estudia en la Escuela de Hostelería La Inmaculada. IDEAL

El niño que jugaba a ser cocinero y que ahora aspira a ser un gran chef

Con nombre propio | Adrián Calvente ·

Procedente de Torreguadiaro pero estudiante en Granada, ha sido uno de los 50 seleccionados para el Premio Promesas de Alta Cocina de Le Cordon Bleu

Alberto Flores

Viernes, 22 de enero 2021, 00:09

En la cocina, al igual que sucede en el fútbol y en otros muchos ámbitos, también existen las grandes promesas. Esos jóvenes brillantes que, con ... algo de suerte y mucho esfuerzo, podrían llegar a ser uno de los nombres propios del futuro de la gastronomía. Estudiantes que, en vez de disfrutar de las tapas tan típicas de calles como Pedro Antonio o Gonzalo Gallas y la comida basura, prefieren hacer un rico fumet, un fondo oscuro u otra elaboración digna de restaurante que les sirva para disfrutar de la buena cocina y, sobre todo, como práctica para ser aún mejores en lo suyo.

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Es el caso de Adrián Calvente, un joven de 22 años procedente de Torreguadiaro que vive en el barrio de la Chana y se forma en la Escuela de Hostelería La Inmaculada de Granada con el objetivo de convertirse en uno de los mejores cocineros de España. Algo a lo que aspira con su participación en el IX Premio Promesas de la alta cocina organizado por la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu de Madrid. Ha sido seleccionado entre los 50 mejores jóvenes de 25 años que optan a alzarse con dicho galardón y competirá por ser uno de los 10 finalistas del certamen. «La verdad es que me hace mucha ilusión poder representar a mi pueblo, a Granada y estar entre los mejores», asegura Adrián.

Aprender siempre

La vocación de este joven chef se remonta a su infancia, con a penas cuarto o cinco años, cuando ya se disfrazaba y jugaba a ser cocinero. Sin embargo, no fue hasta después del instituto cuando realmente descubrió su pasión por la cocina. Un amor que le marcó un camino claro: buscar la mejor formación posible para hacer realidad su sueño de convertirse en chef. Desde entonces ha realizado una gran cantidad de cursos diferentes, alguno de ellos incluso en la otra punta del país, en el Museo Guggenheim de Bilbao. Hasta finalizar en Granada, donde se encuentra a día de hoy cursando un Grado Superior de cocina y a punto de comenzar sus prácticas en el Restaurante Faralá, con todo un maestro como Javier Feixas. «Después de realizar muchos cursos, no pude continuar con mi formación cerca de casa y me hablaron muy bien de La Inmaculada así que decidí hacerles una visita para conocerlos mejor», cuenta el joven cocinero de Torreguadiaro.

Una visita con la que quedó prendado y que le sirvió para establecerse en el barrio de la Chana, la que considera hoy como su segunda casa. «Desde que llegué a Granada me enamoré de ella y de todos sus rincones», cuenta Adrián, que también confiesa que le llamó la atención cómo la tapa, uno de los iconos de la ciudad, le hace tanto daño a la hostelería granadina. «La tapa aquí es como una religión y creo que eso hace que mucha gente no termine de valorar la gastronomía que hay en Granada, lo único que importa para la mayoría es que les pongan algo para acompañar a la caña», lamenta el estudiante, que considera que aunque hay grandes opciones más allá de la tapa, no lucen tanto precisamente por este famoso aperitivo.

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Consciente de la importancia de recibir una formación constante y de buen nivel, el cocinero gaditano tiene claro que camino escoger una vez finalice sus estudios en Granada: «el que tiene vocación por su trabajo siempre busca seguir aprendiendo y eso es lo que quiero hacer, todavía tengo mucho por delante».

Le Cordon Bleu

Adrián está centrado estas últimas semanas en su participación en el concurso de Le Cordon Bleu. Su objetivo, una vez elegido entre los 50 mejores candidatos, es el de pasar a la siguiente ronda y ser uno de los 10 finalistas del prestigioso certamen. Para ello deberá preparar una ballotine, una técnica que consiste en rellenar un ave con diferentes ingredientes y que es típica de la cocina francesa. Todo ello siguiendo paso a paso las instrucciones de la organización y grabándose en vídeo mientras realiza cada uno de los procesos. Los vídeos de los aspirantes podrán ser votados en redes sociales y a través de la página de Le Cordon Bleu a partir de febrero. Los que reciban más apoyo serán los primeros que analice el jurado, algo que, según Adrián, otorga más posibilidades de conseguir un pase para la prueba final. «Me siento preparado para el reto, ojalá la gente de Granada me dé su apoyo y pueda acumular muchos votos», comenta ilusionado.

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Sin tener claro lo que le deparará el futuro, el ambicioso aspirante a chef no tiene dudas del que debe ser su camino para convertirse en el mejor cocinero posible: «tengo que aprovechar todas las oportunidades que se me presenten al máximo para poder dedicar mi vida a la cocina, que es lo que me apasiona».

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