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Sergio Sebastiani
Viernes, 7 de abril 2023, 00:12
Se suele decir que la Semana Santa es un ensayo de cara al verano en materia gastronómica en la Costa Tropical, donde todos los establecimientos ... funcionan al cien por cien y cuya demanda sirve asimismo de termómetro para la temporada estival. Es también tiempo para novedades, si bien la oferta tradicional es la que predomina en una época donde los días festivos y el presumible buen tiempo invitan a degustar lo mejor del Mediterráneo.
Los chiringuitos de playa y demás restaurantes que inundan los paseos marítimos y otras calles de las localidades costeras aprovechan el invierno para tomarse vacaciones, si bien la oferta suele mantenerse en torno al 60 por ciento de su capacidad. Sobre todo los fines de semana, cuando el agradable clima subtropical sigue siendo un atractivo para escapar del frío del interior de la provincia. Pero la Semana Santa marca claramente un antes y un después, con los establecimientos abiertos ya en su totalidad y llenando incluso en días de semana.
Quienes se acercan por estos días a la playa disponen de la oferta gastronómica tradicional, centrada principalmente en productos del mar. Pero el abanico es amplio y cada vez hay más propuestas distintivas e innovadoras. Un ejemplo de ello es Argayo Espacio Gastronómico, que aún no lleva un año abierto en Playa Granada. Ya el verano pasado estuvo funcionando, aunque quienes acudan este año se encontrarán con una renovada terraza, con una escenografía muy tropical acorde al entorno.
Pero allí lo novedoso se experimenta en los platos, que se van renovando continuamente. Su carta incorpora semanalmente sugerencias de la casa, bajo la premisa de ofrecer «algo muy distinto a lo que hay en la zona», explica su propietario, Manuel Carrascosa. El también responsable del restaurante Kisquilla –en su caso con una oferta más tradicional de 'pescaíto' y frituras–, plantea «una carta distinta a todo lo que hay alrededor, con productos nuestros como quesos de la Alpujarra, frutas tropicales, pescados, carnes, vinos o rones de la Costa, siempre apostando por una cocina de kilómetro cero donde la gente sienta que está comiendo Granada». De la mano del chef Samuel Jiménez, «es una manera de probar los productos de siempre, pero en un contexto distinto».
Entre las peculiaridades del menú de Argayo destacan las alcachofas con láminas de tocino de jamón de Juviles, con una emulsión de yema, lo que genera un llamativo contraste y lo convierte en «uno de nuestros platos estrella», dice Carrascosa. También resalta el tartar de quisquilla, «nuestra reina de los mares, cocinada como una especie de ceviche que se sirve con una sopa fría de maíz». Otra especialidad es el pulpo de Motril a la parrilla con puré de chirivía.
Por lo demás, la carta recoge delicias como ensalada de presa curada, ensalada de cherry y encurtidos con salmorejo, tartar de atún, steak tartar, brioche de carrillera o arroces elaborados en llauna que pueden ser de magret de pato, de pollo o de setas. También incluye pescados varios y otras carnes como chuletillas de cordero o mollejas de cerdo.
Junto a su estética general, una de las curiosidades del establecimiento es la vajilla, diseñada especialmente por El Taller de Piñero y con sugestivas formas. Además, «se puede copear toda la carta de vinos, sin necesidad de pedir una botella entera, lo que permite probarlos todos».
Otra novedad que llamará la atención de los asiduos de la Costa en esta Semana Santa es el Mesón La Terraza, situado en una concurrida esquina de Almuñécar, frente a la plaza Picasso. Su nombre alude a la gran explanada elevada que dispone en un edificio de nueva construcción, de 150 metros cuadrados.
Su reciente apertura tuvo lugar a finales de marzo y en su carta sobresalen carnes a la brasa, pescado fresco, mariscos, frituras de pescado, entrantes, ensaladas, aperitivos, postres caseros, vinos y cócteles, y tampoco faltan las tapas. Su encargado, Paco Ligero, refiere una vitrina de maduración en la que se pueden encontrar carnes variadas como T-bone de rubia gallega, lomo bajo o tomahawk.
Una particularidad es su horario de apertura continuado durante todo el día, «con cocina ininterrumpida», de manera que pueden coincidir incluso comidas, meriendas y cenas a una misma hora, en función de los horarios y costumbres de cada cliente.
La terraza es el espacio estrella del local, si bien cuenta con mesas en el interior, pero la intención es abrir durante todo el año, de forma que en invierno se cerrará una parte de la superficie exterior y se calefaccionará con estufas. El encargado subraya la «muy buena aceptación» del mesón en sus primeras jornadas de funcionamiento.
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