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Fotomontaje de unas rebanadas de pan con aceite y tomate y la fecha de la primera mención al manjar.
El origen del pan con tomate
Gastrohistorias

El origen del pan con tomate

Vinculado inicialmente al mundo rural catalán, el humilde 'pà amb tomàquet' comenzó a ser mencionado por escrito en 1879

ana vega pérez de arlucea

Viernes, 11 de junio 2021, 01:01

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Me alegra que el artículo de la semana pasada no haya levantado suspicacias ni ampollas pancontomateras. A ver si va a ser verdad que a veces –pocas pero felices veces– se puede hablar sobre tótems gastronómicos sin abrir heridas ni estériles controversias. Imagino que habrá habido quien frunciera el ceño al leer aquí el otro día que el pan con tomate es un símbolo identitario catalán, o que a los catalanes corresponde el mérito de haber popularizado este delicioso bocado. «En mi pueblo también se come», dice uno. «Pues yo de toda la vida lo he comido y no vivo en Cataluña», añade otra. La cuestión es peliaguda. Primero porque ni siquiera los temas culinarios están libres de recelos ideológicos y segundo, porque resulta casi imposible saber con certeza dónde y cuándo se originó un plato.

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Lo que está claro es que a día de hoy el pan untado con tomate y aceite no solo es extraordinariamente popular entre los catalanes, sino que una de las formas más comunes de denominarlo –incluso entre los no catalanoparlantes– es la de 'pan tumaca' o 'pantumaca', que procede directamente de la catalanísima expresión 'pà amb tomaca/tomàquet'.

Una vez dicho esto vamos a intentar aclarar en qué momento comenzó a hablarse sobre el pan con tomate y dónde. Hace 37 años que el escritor y gastrónomo Néstor Luján sentó supuesta cátedra sobre la historia 'oficial' del pan con tomate. El 19 de junio de 1984 publicó en el diario 'La Vanguardia' un artículo en el que desvelaba un dato que desde entonces se ha copiado, sobado y tergiversado tanto que merece la pena acudir a a la fuente original. Decía don Néstor que «la primera mención [al pan con tomate] en la literatura catalana que yo conozco data precisamente de un siglo justo, en 1884, cuando el humorista Pompeu Gener escribe a su amigo el conde de Foxá desde París…»

Pompeu o Pompeyo Gener Babot (1846-1920) fue un ensayista y dramaturgo barcelonés que se codeó con lo más granado de la bohemia parisina, y según Luján fue allí, en la capital francesa, donde apuntó unos versos burlones que mencionan la sacrosanto vianda: «Lo que menjàrem certa nit, ço és, pa amb oli amanit amb tomaca e bon profit, s'ha fet de moda…». Que traducido al castellano quiere decir: «Lo que comimos cierta noche, es decir, pan con aceite aderezado con tomate y buen provecho, se ha puesto de moda».

El poema proseguía diciendo que aquel manjar había sido probado –y aprobado– por las escritoras Juliette Adam y Judith Gautier, y que incluso la célebre actriz Sarah Bernhardt se había preparado una rebanada. El problema de este dato es que (como pasa con tantos otros usados por Luján para justificar sus afirmaciones) no se sabe de dónde lo sacó. ¿Lo vio entre los papeles que de Gener guarda el Archivo Histórico de Barcelona? ¿Acaso se lo enseñó el destinatario de la carta?

De moda en París

Aun sin ver el documento original el mundo decidió fiarse a pies juntillas de Luján. Curiosamente, su aporte ha servido para que los catalanes presuman de que el 'pà amb tomaca' es centenario y también para que algunos detractores esgriman que si Gener conoció el plato en Francia, entonces no se puede ubicar su invención en Cataluña. La comprensión lectora debe de estar bajo mínimos, porque lo que cuenta el poema es que el 'pantumaca' se había puesto de moda entre las élites intelectuales de París. Quien leyera aquella carta en 1884 se habría reído, captando perfectamente el chiste: mientras que las personalidades parisinas se ponían moradas a pan con tomate, en Barcelona nadie elegante se habría atrevido a comerlo en público.

El pan con aceite, ajo o tomate restregado era un alimento humilde, propio de gentes rústicas o de quienes se veían obligados a aprovechar el pan duro. Por eso el poema de Gener resultaba gracioso, y por esa misma razón los autores teatrales Eduart Vidal y Rossendo Arús decidieron presentar a uno de sus personajes comiendo 'pa ab tomàtech', para que el público supiera que era un hombre de gustos simples y pocos medios.

Lo hicieron en 'La taberna', un drama estrenado en el barcelonés Teatre Tívoli el 15 de marzo de 1884 y cuyo libreto fue editado aquel mismo año. Un lustro antes, el 17 de abril de 1879, el semanario 'L'esquella de la Torratxa' publicaba la última entrega de un folletín firmado por C. Gumá (alias de Juli Francesc Guibernau), 'La novela de la vida'. Su protagonista muere, va al cielo y se encuentra a San Pedro zampándose tan ricamente 'una llesca de pá sucat ab tomátech' (rebanada de pan mojado con tomate). Comer aquello era símbolo de campechanía, sencillez o de ser más de pueblo que las amapolas.

Como verán, las menciones más antiguas que conocemos al pan untado con tomate fueron escritas en catalán, ergo quizás podamos deducir que ya por entonces era algo típico de allá y poco conocido en el resto del país. Tanto como para que en 1881 la prensa madrileña destacara sobre la muerte a los 102 años de un ermitaño, veterano de la Guerra de la Independencia, que «su principal alimento consistía en pan con tomate». El próximo día les contaré cómo aquel manjar mísero ascendió al olimpo del desayuno español.

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