Es un pequeño viaje en el tiempo. Corto, pero delicioso y encantador. El día 1 de enero, a eso de las dos de la tarde, cruzamos el comedor del Parador de Granada y nos sentamos a una de las mesas con vistas a los jardines ... del Generalife. En ese momento nos retrotraemos unas horas. Exactamente hasta la Nochevieja, gracias a Juan Francisco Castro, que nos guarda el menú que sirvió en la última cena del año, y al extraordinario equipo de sala de uno de los restaurantes más especiales que tenemos en la provincia de Granada.
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Siempre lo digo y lo tengo muy escrito: el Parador de Turismo San Francisco es uno de los lujos que tenemos a nuestro alcance y comer o cenar allí vale infinitamente más de lo que cuesta.
Este año, antes de comenzar brindando con el cava, como también es ya tradición, arrancamos el año gastronómico con una 1925 de Cervezas Alhambra. Tocaba empezar la celebración del centenario de nuestra cervecera de cabecera por todo lo alto y nada mejor que hacerlo en el Parador con la popular, querida y siempre exquisita Milnoh. Para acompañar, un rico aceite de Baeza disfrutado con los extraordinarios panes de la casa: tradicional blanco, con cúrcuma, integral con semillas o con aceitunas. Para quienes somos muy paneros, toda una provocación.
Los aperitivos sí los disfrutamos ya con el cava. Un Freixenet Meritum Gran Reserva de 2018 bien frío que acompañó tres excelsos bocados: un taco de trucha marinada en kombucha de lima y jengibre; un chupito de pera y remolacha y el siempre imprescindible caviar de esturión ecológico Riofrío, con una pequeña tosta y toque de aguacate.
Aunque el menú fuera el de Nochevieja, ¡lo que reconforta a mediodía del 1 de enero una sabrosa, aromática y cálida crema de bogavante y ravioli crujiente de su carne! Eso no hay ibuprofeno que lo supere. Y si lo acompañas de un Viña Nora de 2023, un Rías Baixas fresco como él solo, mucho mejor, que hacen desaparecer cualquier atisbo de resaca que pudiera quedar en la cabeza.
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El pescado llegó en forma de rodaballo en salsa de limón y cava, meloso de patata, cúrcuma y tomillo. ¡Me encanta el rodaballo! Fue uno de los pescados que más tomé el año pasado y comenzar 2025 con uno tan exquisito como éste es ya una declaración de intenciones, casi, casi un propósito para el nuevo año.
Para la carne, un jugoso y tiernísimo solomillo de ternera hojaldrado con su puré de boniato y hierbabuena. Para acompañar, un clásico de Ribera del Duero: el Matarromera Reserva de 2018 que nos sirvió para deleitarnos con un prepostre muy, pero que muy granadino: cata de quesos de Las RRR con fruta osmotizada. Ustedes saben que soy muy quesero y que, de todos los muy buenos quesos granadinos, los que hace Roberto Rivas en Maracena están entre mis favoritos. Qué lujo y qué orgullo que estén en esta primera comida del año y en la propuesta gastronómica del Parador de Granada.
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El postre, uno de los más instagrameables y festivos que se puedan imaginar, viene en forma de regaliz con un sabroso helado de Granada. ¡Y con ese reloj de chocolate que nos devuelve, de lleno, a un dulce y goloso 2025! Y para despedir, las trufas de chocolate y oro y esos tradicionales dulces navideños, polvorones y roscos de anís que no se terminan nunca.
Este año vamos a hablar mucho de gastroturismo, una modalidad de viaje que combina lo paisajístico, patrimonial y/o natural con lo mejor de la gastronomía. Para comer en el Parador, por ejemplo, lo mejor es subir andando por el bosque de la Alhambra, sin prisas, disfrutando de los juegos de luces del sol atravesando el follaje de la vegetación. El día 1 de enero, como ocurre el 25 de diciembre, la Alhambra está cerrada al público, por lo que hay (relativamente) poca gente en el entorno, hasta el punto de que, con un poco de paciencia, consigues fotografiar espacios tan emblemáticos como la Puerta de la Justicia o la Puerta del Vino vacías. De la mano, la tranquilidad de pasear por el recinto alhambreño sin el bullicio habitual, asomándote al Albaicín o a la zona fortificada de la ciudad nazarí a tus anchas, con toda tranquilidad. Eso sí: en los próximos meses, dado que hay obras de mantenimiento en elParador, no se puede salir a pasear a sus jardines, que son los del Generalife. Dos o tres meses para renovar el suelo de la terraza, también. Y bastante más tiempo para completar las intervenciones previstas en otros espacios monumentales de ese Convento de San Francisco que siempre se merece una visita, un paseo tranquilo. Y es que comer bien, si va de la mano de un buen y monumental pateo, sabe mucho mejor.
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