Borrar
Carlos Navarro habla en Seda Club Hotel de su exposición en la galería Toro-Brossard. A. Aguilar
Alhambra con | Carlos Navarro, artista plástico

«Las paredes de los restaurantes dicen mucho de ellos»

Albaicinero de pro, le gusta salir a la montaña y, al volver, disfrutar de una buena cerveza. Está concentrado en su pintura y tiene exposición en curso

Jesús Lens

Granada

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 27 de octubre 2023, 00:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Para conversar con Carlos Navarro, artista plástico, teníamos que quedar en un sitio llamativo y vistoso. La exuberante barra del Seda Club Hotel, la más instagrameable de Granada, es marco incomparable para hablar de pintura, arte y gastronomía. Pero antes fuimos a la galería Toro-Brossard en la que el joven artista granadino tiene en cartel la exposición 'Liminaris' hasta el próximo 9 de diciembre, para ver sus cuadros. Se trata de una obra excelente, sugerente y muy atractiva. Ya en el bar, además de la ensaladilla con la que concursa en el certamen Saborea sin prisa impulsado por Cervezas Alhambra, nos pondrán una preciosa y original tabla de quesos.

–¿Qué le parece esta barra del Seda Club Hotel?

–Me encanta. Es espectacular. Y la ensaladilla rusa, exquisita. Me encanta la ensaladilla y está buenísima. Y el queso en ese soporte tan original, deconstruido.

–Antes de entrar en la parte artística de la conversación, ¿qué otras tapas le gustan?

–La tortilla de patatas y unas buenas aceitunas.

–¿Es 'cocinicas'?

–Me gusta cocinar, pero no tengo mucho tiempo. Me defiendo, eso sí. Digamos que un punto por encima de la mera cocina de supervivencia. (Risas).

–Usted es celíaco. ¿Qué tal lo de salir?

–Cada vez mejor. Todavía hay sitios que no le prestan atención a ese tema, pero hay más preocupación y miramiento. Antes sí era muy complicado. Como buen cervecero, me gusta que vaya habiendo más marcas que tengan cerveza sin gluten.

–Es y vive en el Albaicín. ¿Nos recomienda algunos sitios?

–Como restaurantes, hay varios excelentes: El mirador de Morayma, Aixa o El huerto de Juan Ranas. También me encantan el Torcuato y el Café 4 Gatos.

–¿Cómo ve la situación actual del Albaicín?

–Está en un proceso de transformación, pero no me atrevo a decir si es para bien o para mal. Llega otro tipo de inversores y hay cambios, evoluciona. Eso sí, el Ayuntamiento le presta atención y está cuidado.

–Precisamente el concepto de transformación está presente en su exposición, 'Liminaris'...

–Efectivamente. La serie de cuadros aborda el concepto de la identidad contemporánea a través de lo liminar, que podríamos definir como un espacio intermedio entre lo preliminar y lo posliminar. Abordo conceptos identitarios liminares desde múltiples visiones, perspectivas o emociones de una misma persona que confluyen en una imagen. Es un concepto que significa transición, encuentro, transformación.

–¿Hay algún cuadro que tenga que ver con el mundo de los bares o los cafés?

–Sí. Precisamente 'Conversación deconstruida' surge de esa actividad tan grata: salir de bares. Es un guiño al barroco y a las imágenes costumbristas del impresionismo, que trataba temas más coloquiales y urbanos. Me lo quise traer a una perspectiva más contemporánea, aunque atemporal, utilizando elementos del deconstructivismo, el cubismo o la Bauhaus.

–¿Hay algún bodegón?

–Bodegón como tal, puro, no. Pero sí me gusta introducir e integrar en los cuadros elementos clásicos como el paisaje o el bodegón. Es un tema que me interesa mucho y seguro que en algún momento pinto alguno. Recomiendo ver una obra audiovisual titulada 'Still life', de Sam Taylor-Wood. Muestra un bodegón en el que hay una manzana artificial. Los elementos naturales se van corrompiendo, pero la manzana sigue inalterable. Es una reflexión muy interesante sobre lo que es y no es perecedero.

–¿Se fija mucho en la estética de bares y restaurantes?

–Me parece importante. Me gusta que haya todo tipo de ambientes, no rechazo ninguno, aunque estéticamente unos me gusten más que otros. Cuanto más cariño le dedica un establecimiento a la parte estética, más cómodo se está, con independencia de lo que quiera transmitir. Las paredes dicen mucho del local. Da igual que sean pósters, carteles, murales o referencias artísticas. Eso depende de los recursos. Pero el cariño por la estética es importante.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal «Las paredes de los restaurantes dicen mucho de ellos»