Destinos con sabor

En todas partes fríen churros, sea invierno o verano

Pablo Amate

Jueves, 14 de agosto 2025, 22:49

Hay sabores y elaboraciones gastronómicas que traspasan la frontera del tiempo y olvido. A mí me gustan cuando encartan. Con tranquilidad, por eso los tengo asociados a día festivo o periodo vacacional. Churros, que no porras. Como ven en mi foto, la 'rueda' de churros va llegando a su fin. Con los comensales ahítos y los pequeños con gotas del chocolate espeso por todas partes. El tipo de papel con que los envuelven es característico y únicos. Todo un ritual, cuando se hacen con la manguera metálica o jeringa. De ahí su nombre de tejeringos.

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¿Quién inventó los churros?

Seguimos fieles a la frase 'que investiguen ellos'. La cantidad de sandeces que he visto, leído y oído sobre el origen de cualquier cosa. Las teorías más estúpidas, absurdas e ignorantes que he oído y leído fueron rebatidas por mi libro 'Embutidos de España', editado por El País hace años, del que nadie me rebatió el concepto por ahora. El origen de los churros, cuando se estudia la cibaria musulmana, se aprecia que viene de esos pueblos árabes. O por lo menos, son los primeros que lo refieren por escrito. La receta es muy fácil, donde se combina una masa compuesta por harina, agua y sal. Una vez hecha la masa, se coloca en un aparato cilíndrico similar a una manga pastelera y se empuja con un pistón sobre una boquilla por donde sale mediante extrusión y con sección transversal en forma de estrella. Finalmente, se fríen en aceite y una vez hechos, a veces, se rebozan en azúcar.

Destinos con abolengo

Existen templos tradicionales donde es una 'romería' el tomarlos. En Madrid, los amaneceres en la churrería San Ginés son legendarios, con algún cliente en el cuarto de baño 'echando la vida'. En Madrid se denominaban antiguamente churros verbeneros, por ser habituales en las verbenas. También se pueden mojar en anís. Suelen servirse como desayuno o merienda. La costumbre de desayunar chocolate con churros es especialmente popular. La churrería situada en callejón al lado del antiguo Pachá ha visto pasar por su barra, mesas y cuartos de baño a lo mejor de cada casa, en los bonitos amaneceres velazqueños de Madrid.

París bien vale unos churros

El otro pasmo llegó en París hará unos 40 años. Estábamos llegando a un gran restaurante parisino, situado en una bocacalle híper pija de los Campos Elíseos. Y en esta misma arteria, en una de sus aceras, había un luminoso y atractivo puesto español de churros. He seguido viendo estos quioscos en muchas capitales francesas. O sea, nuestra aportación culinaria española a la 'gastronomía francesa'.

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