Picotas, las cerezas sin rabito

Dulces, ricas y crujientes, son la modalidad de cereza más tardía y las más famosas y conocidas vienen del valle del Jerte

Jesús Lens

Granada

Jueves, 9 de octubre 2025, 22:54

Es el momento de las picotas, esas cerezas sin rabito que, de color rojo oscuro, son una explosión de sabor en la boca. Lo de ... explosión en sentido figurado, pero también real, que son crujientes y, al morderlas, su carne firme resuena en la cavidad bucal como un Peta Zeta.

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Aunque ya llevan semanas en las fruterías se podrán disfrutar hasta finales de agosto. Es una fruta que, como el melón o la sandía, es sinónimo de verano, un placer comerlas a la sombra mientras canta la chicharra ahí fuera.

La OMS aconseja el consumo de cerezas, y de picotas por tanto, pero esperando siempre a que estén bien maduras y en su punto óptimo. Por lo sabroso, claro. Pero, sobre todo, porque los muchos nutrientes que suman se asimilan mejor por nuestro organismo.

Por su color rojo intenso ya sabemos que aportan antocianinas en gran cantidad y que, por tanto, las picotas son antioxidantes y buenas aliadas de la piel y del sistema circulatorio. Los muchos flavonoides que tienen las hacen buenas para la memoria, hasta el punto de que se recomiendan contra el alzhéimer.

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También suman melatonina, por lo que ayudan a regular los ciclos del sueño. Además, resultan depurativas y ayudan a eliminar toxinas y gases, echando una mano con el estreñimiento, una de las grandes amenazas del verano cuando salimos fuera de casa.

Si es usted de quienes aprovechan el verano para entregarse a la bicicleta o hacer todo tipo de deportes, las cerezas ayudan a la recuperación física de los músculos y los tendones, que tienen propiedades antiinflamatorias.

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