«No las pierdo, pero me interesan las raíces fusionadas»

Quedamos en Seda Club Hotel, uno de los hoteles más cosmopolita de Granada, moderno y que cuida cada detalle hasta el extremo. Por ejemplo, esa triple bandejita con exquisitos dulces con que nos agasajan para endulzar una conversación de ida y vuelta sobre literatura. La escritora y profesora de la UGR Ioana Gruia acaba de publicar una antología poética que cuenta con un encendido prólogo de Ángeles Mora. 'Una secreta lámpara nocturna', editado por Aliar en su colección Averso, integra 'El sol en la fruta', con el que su autora ganó el premio Andalucía Joven de Poesía; 'Carrusel', premio Emilio Alarcos y 'La luz que enciende el cuerpo', premio Hermanos Argensola.

–¿Por qué, Seda Club Hotel?

–Porque es un sitio que me encanta. Me gusta mucho su propuesta gastronómica y su belleza, cómo cuidan cada detalle. La barra de su bar llama la atención cuando pasas por fuera.

–Podría ser el escenario de alguno de los cuadros de nuestro amado Edward Hopper...

–¡Y tanto que sí! (Risas). Me encanta Hopper, como a ti. Me habla de mis vidas posibles, de mis vidas inventadas. Le dediqué uno de mis libros de cuentos, 'Las mujeres de Hopper'. Sus personajes femeninos parecen esperar algo, como si hubiesen hecho una apuesta con la vida. Aspiran a un equilibrio muy difícil entre el vitalismo y la lucidez. Quisieran vivir una pasión desatada, pero también aspiran a tener un buen amor. Apuestan por la felicidad, pero son conscientes de la posibilidad del fracaso. Es un equilibrio frágil, tan difícil como necesario.

–¿Le gusta a usted trabajar, escribir en sitios como este Seda Club Hotel? ¿Le inspiran?

–¡Sí! Me encanta. Alguna vez he venido aquí a escribir. Siempre que voy a mi Bucarest natal me siento en la mesa de Ion Minulescu en el Café Capsa, un famoso café literario, a ver si se me pega algo de su talento. (Risas).

–¿Cómo fue su tránsito de Rumanía a Granada ?

–Me vine con 18 años y me quedé. Había estudiado en el colegio bilingüe Miguel del Cervantes de mi ciudad. Había leído a Cervantes, Góngora, Quevedo, Neruda, Lorca y Machado y conseguí una beca. Me encantó Granada y tuve claro que me quería quedar.Estudié Filología Hispánica y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Aquí coincidí con Luis GarcíaMontero y Antonio Sánchez Trigueros, mis directores de tesis. Y con más escritores como Antonio Carvajal, Álvaro Salvador, Juan Carlos Rodríguez, Teresa Gómez, Carmen Canet, Ángeles Mora, Trinidad Gan y Mónica Doña. Y soy muy amiga de Gerardo Rodríguez Salas. Por esas circunstancias vitales escribo en español desde los 19 años, pero no pierdo mis raíces, aunque me gustan las raíces fusionadas.

–Así las cosas, ¿cómo se definiría a sí misma?

–Como una escritora mediterránea que escribe en español, nacida en el casco antiguo de Bucarest donde los violines gitanos desgarran el corazón.

–¿Hay conexión cultural y literaria entre España yRumanía?

–Mucha. Y particularmente con Granada. Somos dos escritoras rumanas afincadas en España, que Corina Oproae ganó el Premio Tusquets de Novela en 2024 y la hemos tenido estos días por Andalucía con elCAL, en el ciclo Rumanía–Andalucía. Además, editoriales como Acantilado, Galaxia Gutenberg e Impedimenta, entre otras, publican a varios narradores rumanos que, después, nos han visitado. Y Visor y Pretextos lo hacen con la poesía. Norma Manea, Mircea Cartarescu, Gabriela Adamesteanu, Ana Blandiana o Magda Carneci. El trabajo del Instituto Cultural Rumano es excelente, así como el de traductores como MarianOchoa, Joaquín Garrigós y Víctor Ivanovic.

–¿Nos recomienda visitar Rumanía?

–¡Absolutamente! Mi país está en una etapa de renovación social y política muy necesaria en un momento global difícil. Se nota el peso de la movilización feminista y de la sociedad civil. Bucarest es una ciudad muy interesante y tenemos una naturaleza preciosa.

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