Nuestro salmorejo tradicional, con su jamón serrano y huevo cocido. jesús Lens
Gastrobitácora

El primer salmorejo del año, en la playa

Vivir para comer ·

Una soleada y calurosa escapada a la Costa Tropical invita a disfrutar de la gastronomía típica de los chiringuitos, incluyendo una sabrosa y completa parrillada de pescado

Viernes, 19 de marzo 2021, 01:08

Nada como una cerveza muy fría frente al mar tras una buena caminata bajo el sol de la Costa Tropical. Llegamos a Salobreña cerca ... de las dos de la tarde y, antes de nada, nos dimos un largo garbeo hasta La Caleta. Imposible comer allí, por las horas. A la vuelta seguía todo petado. A eso de las cuatro y pico encontramos sitio en el chiringuito Flores, donde una nutrida nómina de diligentes camareros volaba entre las mesas.

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Alguna vez hemos hablado de ese primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida, ¿verdad? Pues no les digo nada cuando, además, nos confirmaron que sí, que había salmorejo. ¡El primero del año!

No sé ustedes, pero hay platos que tienen mucho de ritual. Me gusta, cada año, hacerles un íntimo homenaje y pedirlos en un momento especial. Por ejemplo, disfrutar de un rico salmorejo como recompensa tras una larga caminata el primer día que me asomo a nuestra playa. Por haces del destino, en enero estuve asomado al Mediterráneo en Barcelona. Hace unos días, en Málaga. Pero hasta ahora no había bajado a la Costa Tropical.

Vi que había espetos de sardinas y por un momento sentí la tentación de pedirlos, pero la deseché de inmediato, que hasta mayo tenemos meses con r. Y esa es otra de las tradiciones gastronómicas que me gusta respetar a rajatabla.

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La parrillada de pescado que los sustituyó, eso sí, no tenía desperdicio de lo bien nutrida que llegó a la mesa. Las parrilladas, como las frituras, se dividen en dos: las que traen morralla de relleno y las que son 'tó olla'. La del Flores era de estas, incluyendo sus gambones y gambas, boquerones jugosos, aguja, calamares, sepia, salmonetes y bacalaíllas. Y espectacular la ensalada tropical, todo fruta sobre un lecho de lechuga, incluyendo papaya, mango, fresa, manzana, mandarina, plátano, sandía y hasta guayaba. ¡Puro frescor y sabor! Ojalá podamos seguir bajando a la Costa Tropical con naturalidad en los próximos meses, a pesar de que se nos presente otra atípica Semana Santa.

En mi gastrobitácora del viernes pasado me faltó por contarles mi paso por la zona de gastrobar de María de la O, un restaurante enclavado en un edificio singular y en el que continente y contenido van muy de la mano. Disfrutar de la propuesta gastronómica más informal de Chechu González en la terraza de un palacete del siglo XIX preciosamente decorado y retirados del mundanal ruido, es uno de esos lujos sencillos que gusta darse de vez en cuando.

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La cosa comenzó como reunión de trabajo al calor de unas cervezas bien frías y acabó entre copas y vinos, celebrando, tramando y compartiendo un par de platos de la carta del gastrobar del restaurante, no por casualidad bautizada como 'Caprichos'.

De entre las sugerentes propuestas, y como eran para compartir, no nos complicamos la vida y pedimos unas croquetas de carabinero plenas de sabor, crujientes por fuera y suaves y cremosas por dentro; y unos sorprendentes buñuelos de bacalao y mango que me dislocaron por el contraste de sabor.

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Me dejé en la recámara y para posteriores visitas el brioche de cochinita pibil con cebolla encurtida, kumquat y aji amarillo (ya les contaré una aventurilla gastronómica por la Mérida mexicana y otras zonas del Yucatán) y un clásico como la ensaladilla de gambas, a ver cómo la reinterpreta la gastronomía con criterio de Chechu.

Al final de la tarde, una agradable sorpresa: el chef estaba probando las nuevas Cervezas Alhambra tipo Stout recién presentadas en sociedad y nos apuntamos a una discreta degustación clandestina. ¡Vaya par de birras! No son fáciles, ojo. Son dos auténticos cervezones, de los que alimentan. Cervezas densas y espesas, para paladear despacio y con tiempo. La cacao y chile chipotle tiene un suave toque picante de lo más estimulante. La segunda, cacao y piel de naranja, es más sutil, pero igualmente poderosa. Un valiente paso adelante de la cervecera granadina en estos tiempos tan complicados.

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