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Alejandro Pedregosa vincula poesía, gastronomía y vida nómada. IVÁN LUQUE
Una Alhambra con... | Alejandro Pedregosa, escritor

«Puede haber poesía en una lechuga»

Poeta, cuentista y novelista, Alejandro Pedregosa tiene claro que la literatura y la gastronomía son fiel reflejo de la sociedad en que vivimos y nos describe como pueblo

Jesús Lens

Granada

Viernes, 30 de abril 2021, 01:07

El último galardón literario de los muchos que jalonan la trayectoria del escritor Alejandro Pedregosa es el 'Premio Internacional de Poesía para niñas y niños Ciudad de Orihuela'. Nos vemos en la histórica Taberna Granados justo el día en que regresa de dar unas charlas en la ciudad alicantina. Alejandro viaja mucho, casi siempre, en tren y en autobús. Por ahí comenzamos la conversación.

–¿Alguna anécdota relacionada con la comida en un transporte público?

–Una muy bonita. Viajaba junto a un inmigrante senegalés en autobús. Cruz Roja le había entregado una bolsa con dos bocadillos y un zumo. Cuando le apretó el hambre, lo primero que hizo fue ofrecerme uno de los bocatas, insistiéndome en que lo cogiera. Lo que uno tiene es para compartir.

–¿La gastronomía nos define?

–Absolutamente. Refleja muy bien cómo somos. Eres lo que comes. Lo que valía en 1605 para el Quijote, vale ahora. Dime lo que comes y te diré el dinero y la educación que tienes. La obesidad del siglo XXI en España no es por comer mucho, es por comer mal. Los índices de obesidad y rentas bajas van de la mano.

–Cita al Quijote porque...

–...porque se abre con una descripción del menú semanal que se comía en su casa y nos sirve para constatar que estaba poco menos que en la indigencia. Lo conozco bien, que mi próxima novela es una aproximación al Quijote, a Cervantes y a su época.

–¿Qué le parece el énfasis en la comida en la novela policiaca?

–Me encanta. Es uno de los elementos clave de la novela negra mediterránea, como en la escandinava o la americana. Muestra muy bien la sociedad. Los personajes norteamericanos se hartan de comida grasienta. Los mediterráneos son más elitistas y muestran una cultura culinaria más fina. Ahí están Markaris. Montalbano, Vargas y Vázquez Montalbán.

–En una de sus novelas policíacas recorría el Camino de Santiago. ¿Qué tal se come ahí?

–En ruta, comida de batalla. En los pueblos más pequeños, habas contadas. El festín llega en Santiago: la magnífica oreja a la plancha, pulpo a feira, marisquito y la empanada de zambouriñas.

–Ir acompañados del fantasma de Cunqueiro ayuda, ¿verdad?

–¡Y tanto! Además de un gran escritor, fabulador y periodista, fue un gran gastrónomo.

–¿Qué tal la comida en Navarra, dónde usted vivió hace tiempo?

–Es algo muy serio. Allí se come sentado: primer y segundo plato, postre, copa y puro. Me encanta el ajoarriero. Y la verdura navarra... esa borraja y los espárragos no tienen parangón. Pelarlos, cocerlos, añadir un poquito de aceite y ya.

–¿Y en su Málaga natal?

–Hay que reconocer su cocina espetada, pero ellos envidian la viveza y la pluralidad de las tapas granadinas, la sociabilización que comportan. Es eje vertebrador de la ciudad.

–¿Más verduras que le gusten?

–El tomate. Si no hay tomate en mi nevera es como si estuviera vacía. Es parte de mi herencia materna que mi madre es muy 'tomatera'. Cómo será la cosa que durante tiempo, mi foto de guasap mostraba unos tomates reventones.

–¿Ya no saben como antes?

–Depende de dónde compres. Yo me abastezco en el Ecomercado y ahí hay fruta y verdura muy buenas. En la plaza de la Concordia he encontrado una frutería extraordinaria, por lo que como producto fresco y de temporada. Además, en mi terraza he plantado tomateras y he tenido tomates de junio a enero.

–Le noto muy 'verdulero'. ¿Se ha hecho vegetariano?

–¡Quita, quita! (Risas) Como pescado dos veces en semana. Carne, menos. Dos veces al mes. Embutido al margen, que todo el mundo sabe que el jamón y la morcilla no cuentan como carne. (Risas).

–¿Puede haber poesía en un solomillo o en una lechuga?

–En una lechuga sí, pero en un solomillo solo hay prosa. Y seguramente, negra y criminal. (Risas)

–Estuvo barajando la idea de un programa de televisión de poesía y cocina. ¿Por qué?

–Son dos cosas que todo el mundo prestigia, pero que poca gente practica. Tienen en común el vínculo creativo. Se habla mucho y bien de la poesía y la cocina, pero poca gente cocina y lee poesía. Sin embargo, era complejo de realizar y hemos optado por un programa de literatura en el que viajo a una ciudad donde leo un libro que sirva para mostrarla y explicarla, como guía literaria de viajes.

MENÚ DEGUSTACIÓN

  • Un ingrediente El tomate, sin duda alguna

  • Un sitio para celebrar El Molino del Realejo

  • Una tapa para abrir boca Ensaladilla rusa

  • Una cocina internacional Peruana, entre otras

  • Dulce favorito El San Cecilio de El Sol

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