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Es un nuevo espacio gastronómico ubicado en la entrada del restaurante Faralá donde maridar los mejores vinos con las exquisitas creaciones de su prestigioso cocinero. ... Cuando la música deja de sonar en su tablao flamenco, el espacio de transforma en El Quejío Wine Bar, con mesas altas en la parte central y otras bajas en los reservados. Acaba de abrir de sus puertas y ya se ha convertido en lugar de culto y peregrinación obligatoria para los amantes del buen beber.
La carta elaborada por la sumiller Lidia Outeda cuenta ahora mismo con 310 referencias, muchas de ellas para copeo, con especial atención a los vinos generosos del marco de Jerez (más de 100) y una buena representación de espumosos y champanes. Se trata, además, de una carta en crecimiento, que la intención es seguir sumando referencias originales y diferentes a las que se pueden tomar en otros establecimientos especializados de Granada.
De la mano a esa exuberante oferta, El Quejío Wine Bar ha llegado con una propuesta gastronómica espectacular, diseñada por Juan Pedro Ortiz, el chef de Faralá donde se ubica el bar de vinos, reconocido con un Sol Repsol.
Es una carta desenfadada y divertida en la que la creatividad de Juanpe se deja sentir en cada plato, empezando por una soberbia ensaladilla rusa bien picadita en la que el protagonismo es de la quisquilla de Motril, también presente en el tartar de quisquilla con gazpachuelo de moluscos y hoja de sisho. Su juego de sabor y texturas es una gozada. ¡Un platazo!
La sardina ahumada con romescu y pan cristal y su toque levemente picante es extraordinaria y ojo a los juguetones panes chinos, uno con calamares en su tinta y otro con boletus confitado.
Para estos bocados nos entregamos con fruición a la manzanilla en rama 'La Gitana', de la bodega Hidalgo. En cuanto Lidia la sirvió en las copas, el ambiente se impregnó de un aroma que quitaba el sentido. ¡Vinazo!
Otros dos platazos de la carta de El Quejío son sendos mar y montaña. Los espectaculares mejillones con salsa de callos y un alucinante guiso de morro con hierbabuena y carabinero. Para mojar pan, y no solo en el sentido figurado de la expresión. Ojocuidado ahora, si es usted forofo de la pastela moruna. La que plantea Juanpe en El Quejío está hecha con cordero segureño y un toque tzatziky y es una locura. Estábamos tomando un amontillado, Contrabandista, de bodegas Valdespino, y no quisimos cambiar, pero les aseguro que no tardaré en volver para maridar esa pastela con otros vinos con cuerpo y con historia, como uno de mis platos granadinos favorito.
Para el remate, milhojas de cuajada de carnaval y la muy canalla flor de manzana vainilla y calvados: el toque del aguardiente francés te deja un inmejorable sabor de boca. Si a usted le gusta beber vino, hablar de vino, descubrir nuevos vinos y maridarlos con las más exquisitas viandas, en El Quejío Wine Bar tiene un nuevo espacio de referencia en Granada. ¡Que no le lleven! ¡Que nadie se lo cuente! Vaya usted primero y dese un auténtico gustazo. Saldrá pegando chillíos de gusto y placer.
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