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pablo amate
Viernes, 18 de junio 2021, 01:33
Los dos temas están interrelacionados. Los empleados de la hostelería y hotelería fueron de los primeros, con el cierre total, en ser despedidos de una ... manera o de otra. En este gremio no es posible trabajar desde casa, el llamado teletrabajo. Ser camarero es un trabajo vocacional. A la hostelería se la quiere o se la odia. Las grandes cadenas han sufrido graves pérdidas. Ahora que se abre el aforo de clientes, sin pasar un minuto, hay que vacunar a todos los que están en contacto y de cara al público. Además de pedir dineros, hay que proteger a quienes tienen que trabajar con la gente. También hay que vacunar a las tripulaciones de aviones. ¿Saben que no están vacunados y tratan muy cerca a gentes de cualquier país? Vacunar a todos los empleados de tiendas abiertas autorizadas. En general, no solo pedir dinero. También seguridad.
El gran maestro Tico Medina me contaba una anécdota de barra tabernaria. Palabra, esta última que define a mucha gente, según alguno. Llega un nuevo cliente a una taberna de las de siempre. «Buenas, póngame un vino». El camarero le pregunta: «¿Tinto o blanco». Impávido el novel parroquiano responde «¡Grande!». La paciencia y sabiduría que tiene un buen mesero, como les llaman en Hispanoamérica, es digna de encomio mundial. Eso sí, como te toque alguien que no sirve para tan dura y estresante faena, dese por perdido, escribiendo fino. He leído que son psicólogos de mostrador.
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Con lo fácil que es mantener 'una mesa caliente'. En el argot significa que, tras acomodar a los comensales y de forma gratuita, se les pone unas aceitunas y un vasito del vino local. Informando siempre y en el mismo momento que es gentileza de la casa. Gratis. Y se les da la carta para que vayan eligiendo. Tendremos a los clientes entretenidos, pero atendidos.
Salen las cuentas. Es más barato que cierto tipo de turistas, que se ponían morados en el desayuno hasta que cerraba el comedor. No hacían el almuerzo y aguantaban hasta las cinco y media –lo he vivido en Mallorca– o hasta las siete de la tarde, que se daba la cena. La gente iba y venía a los diferentes tipos de expositores una y otra vez. Por mucho que coman y desperdicien, sale más barato que el sueldo de camareros para atender a doscientas personas. Por ahora no hay bufés. A los pocos camareros que atienden hay que sonsacarles qué se puede tomar. De esta manera, si pide dos o tres cosas, menos viajes tiene que dar el camarero. Bajando la calidad y las contrataciones de empleados. Cuídense.
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