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Darío Tamayo habla en La Brujidera de la fértil creatividad que se da en los bares de Granada. Gustavo Bernal
Una Alhambra con | Darío Tamayo, clavecinista y director de Íliber Ensemble

«Quiero traer a Granada todo lo que aprendo fuera»

Amante de la música antigua, le gustan los platos con raíces, historia y tradición y los sitios auténticos en los que se mantiene la esencia de la tierra

Jesús Lens

Granada

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Viernes, 7 de junio 2024, 00:32

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Su primera opción fue la Brujidera, la mítica Casa de los Vinos. El músico Darío Tamayo, tras su paso por Barcelona, está viviendo este año en Suiza, en la ciudad de Ginebra, mientras hace un master. Trata de venir una vez cada dos meses y uno de los sitios a los que acude con su padre a beber vino, casi religiosamente, es a la Brujidera, donde Luis Alberto yDavid nos reciben con el cariño que les caracteriza. Mientras hablamos, no dejan de servir exquisitas viandas: soberbios embutidos, mejillones de tamaño XXXL, espárragos blancos y un tomate con anchoas que quita el 'sentío'.

–¿Por qué,La Brujidera?

–Por su autenticidad. Me encanta que, con el cambio de dueños, siga igual. Es un sitio que mantiene su esencia y siempre que vuelvo a Granada, trato de venir.

–Vive fuera, pero no pierde su conexión con Granada...

–Efectivamente. Quiero que todo lo que estoy aprendiendo y experimentando fuera tenga su retorno y eclosione en Granada. No hemos querido mover de aquí Íliber Ensemble ya que en esta tierra fluye la creatividad y aquí no dejan de surgir proyectos y buenas ideas. Muchos de ellos, precisamente en conversaciones en bares como éste, compartiendo cerveza, vino y buenas tapas.

–¿Echa de menos tapear?

–Absolutamente. Tapas se anuncias en todas las ciudades, de la propia Barcelona a las suizas, pero el concepto de tapear en Granada, donde en todos los establecimientos te agasajan con un bocado especial para acompañar cada bebida, resulta muy especial. Es un formato de comer y beber que ni embriaga ni embotarga, lo que permite que las conversaciones creativas sigan fluyendo.

–¿Qué es el clave que usted toca y cómo llegó a él?

–Es un instrumento antiguo que, en realidad, se 'extinguió' en el siglo XVIII. Mis padres siempre fueron unos grandes melómanos y les gustaba escuchar música antigua. Quiso la casualidad que, cuando tenía 15 años y estudiaba piano, el conservatorio comprara un clave. Fue un flechazo, un amor a primera vista. Seguí con el piano, pero ya nunca dejé de tocar el clave.

–¿Qué es Íliber Ensemble?

–Es una formación de cámara dedicada al estudio y la interpretación de música antigua con criterios historicistas e instrumentos antiguos, fundada en Granada en mayo de 2013. Como nuestro primer concierto lo dimos en 2014, en realidad celebramos nuestro décimo aniversario.

–¿Qué objetivos persiguen?

–Tres objetivos artísticos e innovadores: recuperar música olvidada del Barroco y a sus autores españoles y europeos desconocidos y tender puentes y relacionar músicas de diferentes culturas.

–Por ejemplo, en 'Mestizaje sonoro'. ¿Qué es?

–Una interpretación integral del Códice Trujillo del Perú. La hicimos por primera vez en 2017 por encargo del Ministerio de Cultura. Se trata de una enciclopedia visual de la época con 1411 acuarelas en 9 tomos. La parte musical es pequeña, pero muy interesante. Lo queremos grabar sin que sobrepase la frontera de la música de cámara, tal y como se compuso, y sin folclorismos añadidos posteriormente.

–¿Qué planes tienen para este verano?

–Una cita importante: el 21 de julio, en el precioso pueblo de Vélez Blanco y dentro de su Festival de Música Renacentista y Barroca, interpretamos 'El clave del emperador', otro de nuestros proyectos que estrenamos en Shanghai y Pekín. Recrea la vida y la obra del jesuita Diego de Pantoja, el primer europeo en acceder a la Ciudad Prohibida, a comienzos del siglo XVII. Trabajó para el emperador de China y su 'pasaporte', su clave, fue precisamente un clave, con sus complejos mecanismos y engranajes. Por cierto que en ese viaje probamos la exquisita gastronomía de Xingjiang que fusiona la cocina china con otra de extracción árabe.

–¿Y qué nos cuenta de 'La guerra de los gigantes'?

–Fue nuestra primera grabación, con Ibs Classical. Se trata de una ópera española, la última que lleva la denominación de ópera como tal, de Sebastián Durón, de 1701. La llevamos en su momento a Vélez Blanco y le tenemos mucho cariño.

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