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Cómo recuperar los buenos propósitos
Salud

Cómo recuperar los buenos propósitos

A estas alturas, toda las buenas intenciones de Año Nuevo han caído en saco roto... Pero no se desespere, aún estamos a tiempo

fermíon azpeteguia

Viernes, 10 de febrero 2023, 00:26

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Cambiar de hábitos alimentarios es prácticamente tan difícil como dejar de fumar. No se sienta un fracasado si todas aquellas buenas intenciones de Año Nuevo no se han cumplido. Esté tranquilo si aún no ha logrado comer de forma ordenada y hacer ejercicio de manera regular. Lo que le ha pasado, le ocurre a la mayoría de la gente, porque la meta que se fijó era y es muy difícil de alcanzar. Como todo lo que de verdad importa, con desearlo no basta. Hay que pelear por ello y requiere mucho esfuerzo. No se desanime, porque va a ganar en salud sin dejar de disfrutar de la mesa. Puede conseguirlo.

La comparación entre lo dificultoso que resulta cambiar de hábitos alimentarios y el desafío de superar la adicción al tabaco corresponde al endocrinólogo y nutricionista Alberto Olaizola, de la red IMQ. La alimentación, según cuenta el experto, es algo «muy emocional», que como otras cualidades humanas, «se labra en la infancia y se consolida en la edad adulta». Para bien y para mal, la forma de enfrentarnos a la comida está grabada a fuego en nuestra psicología interior. Es imposible cambiar de la noche a la mañana un hábito de años y años. Hace falta esfuerzo, empatía con nosotros mismos, constancia y, por supuesto, tiempo.

Un plazo de seis meses

Vivimos a un ritmo demasiado acelerado para nuestra salud física y mental. Estamos tan acostumbrados a recibir de nuestro móvil respuestas automáticas y a un nivel de exigencia –en muchísimos ámbitos de la vida– tan frenético que hemos asumido la inmediatez como algo normal. Y no lo es. La celeridad y la urgencia son por definición la excepcionalidad. En nutrición, desde luego, no funcionan.

Una persona con algo de sobrepeso, no alguien con obesidad que necesitaría ayuda especializada, sino alguien al que le sobran unos kilillos –en occidente, el común de los mortales– necesitará al menos seis meses para ver los resultados de un plan de dieta y ejercicio. La nutrición no está hecha para aceleradillos y agonías. Requiere tiempo, paciencia y disciplina.

«La actual es una forma equivocada de ver la vida», razona el especialista. «Todo lo que no ofrece resultados inmediatos parece ser un fracaso; y estamos hablando de algo que implica cambiar de hábitos alimentarios y comenzar a hacer ejercicio. Lo primero es comenzar por asumir que el reto es muy difícil», tranquiliza.

No pretenda ponerse como un pincel de un día para otro y comer todos los días las verduras que siempre aborreció. Empiece por marcarse metas más asumibles, pequeños objetivos que satisfagan su ambición personal y le permitan aproximarse, poco a poco, a su destino final. Llamémosles metas volantes. Por ejemplo, reduzca el consumo de pan, limite el alcohol a una copa de vino o cerveza al día, elimine los fritos de su dieta, deje de comer todos los días esas salsas que le vuelven loco (¡A usted y a mí, claro!)... Evite el picoteo.

Cuidarse también es darse un premio

Tampoco utilice disciplina militar consigo mismo. Recuerde que todo esto lo hace por una cuestión de salud; y que, siendo así, en la vida lo importante es vivir, disfrutar del momento. Cuidarse (no hable de dieta) es lo mejor que puede hacer por usted. Dese un premio el fin de semana y cómase ese plato que tanto le gusta. Incluso unte un poco... ¡Ojo, sin pasarse! Eso le dará una alegría y así no romperá ningún plan.

Con el ejercicio, utilice esa misma forma de proceder. Si ha pasado del sofá al gimnasio todos los días de siete a nueve se ha equivocado. Está a tiempo de rectificar. Comience por realizar alguna actividad más sencilla, como caminar deprisa, dos días a la semana. Ya irá a más.

En resumen: tenga paciencia, asuma que se ha embarcado en algo que no es fácil y márquese objetivos intermedios. Las dietas milagro no funcionan. Pero su voluntad es la mayor fuerza conocida. ¡Ánimo!

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