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El escritor Carlos Zanón repasa la dimensión gastronómica y etílica de algunas de sus obras. Alfredo Aguilar

Una Alhambra con... Carlos Zanón

«El restaurante de Álvaro Arriaga es inolvidable»

En 'Cien formas de romper un glaciar', Carlos Zanón viaja de Barcelona a Buenos Aires y pasa por garitos, barés y cafés, recogiendo sus códigos y su esencia

Jesús Lens

Granada

Viernes, 5 de enero 2024, 00:33

El escritor Carlos Zanón pasó por Granada Noir y compartimos una cerveza en Qübba Gastrobar, en el hotel Saray, para hablar de sus últimos libros. El más reciente, 'Cien formas de romper un glaciar', recopila algunos de sus artículos publicados en prensa.

–¿Cómo fue ver un partido de fútbol femenino en un café de Tánger?

–Extraño, pero también darte cuenta de que las cosas cambian como cambian (cuando sale en televisión, cuando el espectáculo es atractivo, cuando hay dinero) y no como a algunos les gustaría. Nadie se ha convertido después de escuchar a nadie. Hasta San Pablo tuvo que caerse de un caballo para creer.

–¿A la gente corriente se la conoce en los bares?

–No, solo a los conversos y descreídos, a los que no creen sus historias en casa, a las malas personas, los solitarios, los que tienen la conciencia de que su vida se está yendo por el desagüe.

–¿Qué importancia tiene la noche en su obra?

–No soy consciente de ello, pero creo que la noche tiene otras leyes y debería casi tener unos juzgados específicos. Los creadores nos movemos en la fascinación de lo que pasa en la noche, en la ciudad, mientras nosotros estábamos en la habitación de la casa de nuestras padres, como hace siglos podía ser la fascinación de la selva africana. La noche es Mr. Hyde. Y, al despertar, nos encanta haber soñado pesadillas que la luz del día hace retroceder.

–¿Son sus personajes más de beber que de comer?

–Beben por una cuestión literaria, emborracharse distorsiona la realidad, un empacho no.

–En 'Love Song', sus personajes son músicos en gira. ¿En qué tipo de garitos tocan?

–En cámpings, en baretos pequeños, de ésos que son un tubo con una tarima al fondo, nada muy grandioso. Era lo divertido de la propuesta ya que eran músicos de escenario, eran estrellas underground.

–¿Hay algo parecido a una Ruta 66 en España?

–Me temo que no, pero si la hay, debe acabar en esa cosa extraña llamada Cádiz.

–¿Qué tal, la versión en cómic de 'Taxi'? ¿Y los garitos?

–A mí, me ha gustado mucho. Pep Brocal, el dibujante, es también quien ha adaptado un libro que no era nada fácil. Los garitos, fetén.

–¿Cómo fue la dimensión gastronómica de su Pepe Carvalho?

–Yo quería que no cocinara, pero la editorial solo me impuso una condición y fue ésa. Entonces, lo que hice fue que cocinara pero sin poder disfrutar. Fui malo y le hice con problemas de estómago. Pero él sigue cocinando. Para que no se tratara de una mera receta cada cierto número de páginas, quise que cocinara un plato que dijera cómo se sentía en ese momento, qué le pasaba por dentro.

–¿Por qué apuntó a Biscuter a un concurso de cocina?

–Porque los odio. Todos esos concursos donde todo el mundo finge y compite con el premio de estar haciendo cultura o cualquier excusa buenista. Sabía que si Biscuter iba a Master Chef, Carvalho se pondría de los nervios. Como así fue.

–Carvalho se acuerda de una visita al Restaurante Álvaro Arriaga. ¿Se acuerda también usted?

–Fue inolvidable. El trato, la compañía, la presentación de los platos...

–¿Otros sitios de Granada?

–Soy muy malo para recordar los sitios porque si voy en buena compañía, todos me están bien. Podría decirte que como fan de toda la vida de Los Planetas, al Bar de Eric fui con el seguimiento de un converso. Y con Domingo Villar, por cierto.

–¿Un par de sitios que nos recomiende si visitamos Barcelona?

–Una cafetería que se llama Adonis y el restaurante libanés Karabacca. Los dos están en el barrio de Gràcia.

–¿En qué está trabajando?

–Una novela que habla sobre desaparecer. Gente que busca y gente que desaparece. En principio debería salir para enero de 2025.

–¿Y de la próxima BCNegra?

–Nos gusta mantener el misterio pero te adelanto que haremos una mesa dedicada al autor japonés Seicho Matsumoto. Irá del 5 al 11 de febrero y el mundo 'espiesco' tendrá su peso en el Festival.

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