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J. M.
Sábado de poniente en Motril
El Refectorio

Sábado de poniente en Motril

Nadie se manchó las manos en la ordinariez esa de desnudar crustáceos. Pero lo importante, como siempre, fue todo lo demás

Viernes, 10 de septiembre 2021, 00:51

La primera vez que supe que había paellas para señoritos era un chaval que solo comía fuera acompañado por sus padres. Allí estaba con mi Sol y con mi Juan entre el Puerto y Sanlúcar. En un garito de carretera allá por los feos 90 ... de Gil y Caneda. Y aquello no cumplió las expectativas. La palabra 'señorito' en mi casa, llena de extremeños, tenía connotaciones peyorativas. Pero yo, que tonto no soy, sabía que al fin y al cabo ellos eran los que mejor comían del cortijo. Me imaginé entonces mi plato lleno de marisco gordo y rojo, de ese que solo veía en el catálogo de Navidad del supermercado. La decepción fue grande cuando me encontré con cuatro gambas peladas. Entendí la ironía a la primera y mucho después todo lo demás.

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