Viernes, 2 de julio 2021, 00:45
Pla cuenta que el sabor de la sardina empeora conforme uno se aleja del mar. «A cinco kilómetros al interior, aún se mantiene vagamente; a ... diez...», va explicando el payés. Camba, muy serio, cree que una sardina, una sola, «es todo el mar». Y sugiere comer «no menos de una docena» si no se hace en casa ni con la «madre virtuosa de nuestros hijos», dice. Hay, entonces, que buscar un sitio frecuentado por gaviotas, acompañarse de gente de mal vivir y en el que haya sardinas para reventar.
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Lo que sobra en el bar de la lonja de Motril, ese islote feliz con aroma a pescado recién subastado y ocio de muchachos que fuman como banderilleros. Es plancha, sardinas de tapa y cañas de cerveza heladas. Uno se puede hasta sentar allí, pero todo sabe mejor de pie y en unos veladores por los que pasa la flor y nata: de pescadores a paisanos, pasando por periodistas fracasados o políticos conspiradores. Es la bomba, barato y hay quisquillas. Es grande como las campanas del Gran Capitán; ideal para gozar de la vida lenta, esa que nos han 'robao' sin siquiera pelear.
Ingredientes: Sardina fresca, sal gorda, pan
Precio del plato: Lo que valga la caña.
Restaurante: Bar Lonja
Dirección: Puerto, 36, 18613 Motril, Granada
Teléfono: 958 20 58 42
Carta 20 € pax
Estilo Comida a la plancha
También imprescindibles Quisquillas, boquerones, navajas, jureles o caballas.
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