
Simbólicas jornadas del cochinillo
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Le prestamos toda la atención a una de las citas gastronómicas más esperadas del año, mientras hablamos de los vinos de Granada y seguimos de tapasJesús Lens
Granada
Viernes, 21 de mayo 2021, 00:21
El sábado pasado, el Centro hervía a mediodía. Imagino que también por la noche, pero de eso ya no puedo dar fe. Encontrar mesa en ... una terraza, fuera bajo una sombrilla o incluso bajo un sol de justicia, era harto complicado. «Pero es solo el sábado, Jesús», me decían en el 4U Hostel. «El resto de la semana sigue la cosa floja».
Paciencia. Un poquito más. Lo que falta para que, vacunados, podamos volver al interior de nuestros bares, cafeterías y restaurantes y gritar aquello de «¡La barra para el que la trabaja! ¡Llena por aquí, Jefe!».
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Pillamos mesa pequeña y dos taburetes en el callejón anexo al 4U y, una vez metidos en harina con la cuestión de la Tapa Gastronómica, nos hicimos fuertes y también nos tomamos unas sabrosas flores de alcachofa con su jamón serrano deshidratado, sabroso y crujiente, y dos soberanos croquetones. De ahí a la plaza Bib–Rambla, que estaba a reventar. En Gallio han elegido la lasaña para el concurso de Cervezas Alhambra. Es abundante, aunque no se han complicado mucho la vida. Había tal follón de altavoces, micrófonos y chumba chumba que salimos por patas, de vuelta al Zaidín.
Durante los fines de semana, ir al centro de Granada empieza a ser otra vez misión imposible, imagino que para regocijo de unos y desesperación de otros. Estar tomándote un salmorejo mientras un tipo sudoroso canta, salta y vocifera a escasos metros, con el torso tan desnudo como sudoroso y jaleado por sus amigotes, no es plato de gusto. Los responsables del tema deberían echarle una pensada, por si estamos a tiempo de evitar que Granada vuelva a ser sinónimo de desmadre, cutrez y alcohol a raudales en las calles.
Cambiemos de tercio. Hablemos de cochinillos. Del 24 de mayo al 6 de junio vuelven las míticas jornadas que Asador Curro le dedica a semejante manjar. El año pasado se cancelaron cuando estaban a punto de caramelo, por lo que su vuelta tiene mucho de simbólico.
En otras ocasiones les he hablado de mi pasión por el cochinillo. Es uno de esos platos festivos, sinónimo de celebración. ¿Conocen a alguien que se prepare un cochinillo en casa, un día cualquiera? Y miren que la receta es sencilla: la carne, el agua, el horno y el tiempo como ingrediente esencial. Eso, y el plato para cortar y trocear. ¿A que parece fácil? Pues algo de arte habrá que echarle a la cosa…
Estuve probando el menú que ofrecerá Asador Curro este año y mi primer consejo no es baladí ni debe caer en saco roto: vayan con hambre. Ese día, disfruten de un frugal desayuno. Y, por supuesto, olviden la cena posterior.
Tras la croqueta de aperitivo con el vermú y el aceite Malacasta con el pan caliente llega un refrescante remojón granadino, con su bacalao, naranja y cebolla. A continuación, unas exquisitas alcachofas braseadas y, de seguido, unos contundentes y enormes judiones con su chorizo y su carne de cerdo. Plato de cuchara que da paso al protagonista de la jornada: ese cochinillo tan crujiente por fuera como tierno y sabroso por dentro que, en Granada, es inigualable. De postre, una 'bizcochá' que Asador Curro prepara solo durante estos días. Una creación con una gran carga sentimental y emotiva.
Dos semanas duran unas jornadas ya clásicas que estarán regadas con vinos de diferentes bodegas cada día, para disfrutar de distintos maridajes. Denle gusto al cuerpo y disfruten de ese auténtico manjar que es el cochinillo.
Quiero terminar hablando de vinos. Me gusta que en los restaurantes de la tierra, al pedir consejo, ofrezcan los granadinos. No que los impongan, pero sí que te hablen de ellos. Que los propongan y te los cuenten. Me ha pasado últimamente en Ruta del Azafrán, con el Lindaraja de Fontedei; y en Carmen de San Miguel, con el Verdevique alpujarreño. Dos estupendas opciones, tanto por la calidad de los vinos como por lo bien que acompañaban a los platos.
Tengo pendiente una visita a La Alpujarra con Antonio López y sus nuevas creaciones enológicas, para conocer el terruño en que se cultivan las uvas con que los ha elaborado. O espabilo, o los vende todos, que se los quitan de las manos.
Beber los buenos vinos de Granada, además de ser un placer, sirve para apoyar a la socioeconomía de la provincia. Téngalos en cuenta la próxima vez que pidan vino por ahí fuera.
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