
El tabernero cosmonáutico de Granada
Con Nombre Propio | Alejandro García ·
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Con Nombre Propio | Alejandro García ·
Alejandro García es propietario de La Taberna del Cosmonauta, un negocio que abrió sus puertas por primera vez en julioAlberto Flores
Granada
Viernes, 14 de octubre 2022, 01:14
La Taberna del Cosmonauta es una extensión de lo que es Alejandro García, un granadino de 34 años que tras más de una década en el sector de la hostelería ha decidido dar el paso y hacer realidad su gran sueño: ser el propietario de su propia taberna. El ambiente, la cocina, la estética, la música… Todo ha salido de él. «Es un proyecto en el que he podido hacer todo lo que he querido, sin tener que depender de nadie. Desde elegir las servilletas hasta los ingredientes de cada uno de los platos», explica Alejandro.
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Abrir las puertas de su taberna fue un proceso largo, debido a que las obras y licencias se alargaron más de lo esperado. Sin embargo, eso le ofreció la oportunidad de dedicarle más tiempo para que el resultado fuera perfecto: «Es una extensión de mi, todo lo que quiero expresarle y contarle a los granadinos de mis 15 años en el sector de la hostelería». Y por ello no faltan guiños a su infancia, a la cocina de su abuela y a lo que aprendió en Inglaterra e Italia.
Sus inicios en la hostelería tuvieron lugar como una forma con la que ganarse algo de dinero. Sin embargo, se marchó Alejandro se marchó a Inglaterra y allí todo cambió por completo. «Descubrí el mundo de la coctelería y los licores y empecé a tener cargos de mayor responsabilidad». Inicialmente pensaba pasar allí solo seis meses, aunque al final fueron cuatro años y medio que le sirvieron para aprender a gestionar un local gastronómico. Más tarde regresaría a España aunque al poco tiempo emprendería una nueva aventura, esta vez en Italia, donde aprovechó para conocer el trabajo de sala «en profundidad». Y a la vuelta a su Granada decidió unir todas sus vivencias en su proyecto más personal: La Taberna del Cosmonauta.
«Es un sitio muy pequeñito en el centro de Granada que tiene una carta muy cuidada», explica Alejandro, que reconoce que al iniciar su proyecto sabía que se encontraría dificultades en el camino. «Al final lo que premia es el corazón y las ganas. Este proyecto no llega por casualidad y lo he dado todo para que funcionase desde el primer día. La verdad es que la gente ha respondido muy bien». La taberna se ubica en un local en el que había una zapatería desde 1952 y de ella ha respetado «todo lo que he podido» porque era «muy querida» en el barrio. «La gente aún nos pregunta por el zapatero. Todo el mundo le quería y parece que, poco a poco, también nos están cogiendo cariño a nosotros».
Al ser un negocio pequeño se encarga de hacer prácticamente de todo. Aunque su principal misión consiste en comunicarle a los clientes «todo el amor» que ha puesto en el desarrollo de la carta y la taberna. «Es un placer que la gente venga a mi casa y pueda degustar todos los platos que tenemos. Mi trabajo es entender al cliente, saber lo que quiere y poder ofrecérselo». Si por el fuera recomendaría toda la carta, ya que todos los platos los ha pensado con el mismo cariño. Sin embargo, reconoce que algunos de los que más están gustando son el arenque ahumado con mermelada de tomate, alga wakame y emulsión de lima y jengibre, así como la pastela de pollo de corral. «Somos una taberna tradicional, con comida de toda la vida a la que le ofrecemos un toque actualizado».
En cuanto al nombre, una de las cosas que más llaman la atención de la taberna más allá de su comida, Alejandro cuenta como desde siempre ha tenido una relación «especial» con el cosmos y las estrellas. «Es algo que me ha llamado la atención y cuando estaba en el proceso de obra y licencias empecé a buscar información y fotos del espacio», algo que no hizo más que alimentar su curiosidad y le llevó a leer historias de la carrera espacial. «Di con un libro, La tumba del cosmonauta, que cuenta una historia ambientada en Siberia en los años 60 y 70. La historia me encantó y pensé en que La Taberna del Cosmonauta podría ser un buen nombre».
De cara al futuro tiene claro cuáles son sus objetivos, que no son otros que los de permanecer abierto muchos años: «Estoy donde quiero estar, así que ahora mismo solo espero que la taberna se pueda afianzar y dure el máximo de tiempo posible».
En la actualidad Alejandro asegura que está «donde quiere», aunque eso no le impide pensar en lo que vendrá en el futuro. «Me gustaría crear una red de taberneros en Granada para poder proteger la identidad de las tabernas tradicionales y evitar que se pierdan», algo en lo que ya está trabajando y en lo que le gustaría seguir dentro de un tiempo. «No podemos perder el norte, hay que saber de dónde venimos y cuáles fueron los primeros sitios que nos dieron de comer y beber en Granada».
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