Una Alhambra con...

Antonio Navas Quirós | Exdirectivo de Cervezas Alhambra

«Tirar bien una cerveza, con su crema, es un arte»

–¿Por qué, Tendido 1?

–Porque aquí se han vivido momentos muy importantes en la historia de Cervezas Alhambra. Fue, por ejemplo, el sitio donde probamos una edición de la 1925 en botella de litro. Y porque es un restaurante estupendo en el que cuidan tanto el producto, que se ha ido diversificando con mucho criterio, como a la clientela.

–¿Probamos la 1925 de grifo?

–¡Venga! Te cuento una anécdota: ya se hizo una prueba con esa cerveza en formato de barril hace muchos años, pero como se servía en los vasos normales y a través del mismo grifo que el resto, se perdía esa parte de excelencia que tiene. Era solo una cerveza más. Así que se echó para atrás la iniciativa.

–¿Y ahora?

–Ahora es otra cosa. Tras la integración, el grupoMahou-San Miguel le ha dado mucho más valor a Cervezas Alhambra en general y a la 1925 en particular. Este grifo que vemos aquí, que es toda una escultura, y la cristalería específica que se ha hecho para servir la 1925 de barril, le añade valor a la cerveza.

–¿Y qué me dice del tiraje?

–Pues que tirar bien la cerveza, con su crema, es todo un arte. Y voy a insistir en el concepto de crema. Porque a veces se habla de espuma y la espuma es para afeitarse. La cerveza y el café, lo que tienen, es crema.

–¿Y qué le parece que la botella de la 1925 se haya convertido en un objeto decorativo?

–Algo maravilloso. El primero en hacerlo fue Mariano, que ahora tiene su establecimiento,El Pescador, también soberbio, en la Avda. García Lorca. Fue tan prudente que nos pidió permiso y hasta quiso comprar las botellas para usarlas de decoración. Y lo más curioso es que esa botella, que ahora nos parece icónica, nació de una circunstancia paradójica: la de no tener un duro. (Risas). Por razones técnicas que ahora no te voy a explicar, no se le podía poner el clásico 'collarín' que habitualmente llevan los tercios de cerveza y se decidió presentarla desnuda, sin etiqueta alguna. Fue algo rompedor en su momento y se ha demostrado que exitoso. En su génesis, se hizo de la necesidad virtud.

–¿Y qué siente cuando viaja fuera de Granada y se encuentra con 'nuestra' cerveza?

–Un orgullo enorme. Recuerdo un viaje por el Valle del Baztán. Teníamos reserva para comer, pero al final de un camino sinuoso, en lo alto de un cerro, nos encontramos con una sombrilla de Alhambra. El local entero era nuestro –como ves, sigo hablando en primera persona del plural– y nos quedamos allí, llamando para anular la otra reserva.

–¿Y cuándo alguien dice que ya no es granadina?

–Perdona si soy un poco bruto, pero me suena a cateto. Los procesos de elaboración son tan precisos que toda la cerveza sale exactamente igual, se elabore donde se elabore. Por ejemplo, cuando se cambiaron las calderas en nuestra fábrica, no hubo diferencia alguna. Toda es igual de exquisita.

–¿Por qué, escribir este libro?

–Porque la historia de Cervezas Alhambra ha estado muy personalizada en dirección y presidencia y allí han trabajado cientos de familias. Es un homenaje a todos los trabajadores y a todos los granadinos, que siempre nos apoyaron. Por cierto que buena parte de la documentación que he incluido viene de la hemeroteca de IDEAL, que me ha dado el hilo temporal para escribir el libro.