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Pablo Amate
Viernes, 9 de febrero 2024, 00:01
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Dicen los tratados que hay reconocidas unas 10.000 variedades de tomates en todo el mundo. Y yo añadiría toda la amplia gama de injertos e hibridaciones acontecidas en los últimos años. Como muchos de los hoy alimentos cotidianos y comunes en nuestra comida, vienen de las zonas bajas de los Andes sudamericanos. El tomate (jitomate o tomatera), cuyo nombre científico es 'Lycopersicon escultelum', es una fruta perteneciente a la familia de las solanáceas. Hoy día se cultiva y consume en todo el mundo, tanto fresco como procesado. En Europa era desconocido hasta el descubrimiento de América y los viajes de ultramar de los descubridores españoles. Por tanto, este fruto de planta rastrera forma parte de la amplia gama de productos llegados de ultramar. De ahí la terminología de ultramarinos.
Adviene a España a principios del siglo XVI. Primero a Sevilla por el 1540. Puerto fluvial, uno de los principales centros del comercio internacional de la época, junto con Italia. Cuentan que por el año 1544, el herborista italiano Mattioli se refirió a los frutos amarillos de la planta del tomate como «mala aurea» (manzana de oro). Ese mismo año, otro herborista holandés, Dodoens, realizó una descripción detallada del fruto, el cual se ganó la reputación de afrodisíaco, lo que explicaría los nombres de 'pomme d' amour' en francés, 'pomodoro' en italiano y 'love apple' en inglés. El tomate (jitomate o tomatera), cuyo nombre científico es 'Lycopersicon escultelum', perteneciente a la familia de las solanáceas. Hoy día se cultiva y consume en todo el mundo, tanto fresco como procesado. Pero con fruición y habitualidad.
Conozco bastante bien Francia, donde sigo pasando temporadas. Y me siguen llamando la atención los mercadillos de verduras, frutas, setas, pescados, carnes, quesos, dulces, etc. en plena calle de las ciudades. Nada de arrabales o descampados. En el propio París, a la sombra del rascacielos de Montparnase, cada día se monta un espectáculo de 'ciencias naturales' donde destacan junto al precio, el origen de cada producto. Y he visto y comprado mucha fruta y hortaliza españolas. También hay bastante género de las antiguas colonias francesas en África. Todo, hasta en los catálogos de las grandes cadenas alimentarias, que destacan ostentosamente los productos de origen francés.
Al gran dilema de saber qué eran se añadía la ignorancia de comer la planta o solo los tomates. En las primeras décadas se pensaba que era venenosa por la presencia de 'tomatina', un alcaloide que tienen sus hojas y frutos inmaduros. Pediría a la ex ministra francesa que no haga como aquel comisario de la UE que inspeccionó nuestros olivares y mordía las aceitunas para valorar su calidad.
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