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Me lo tengo muy dicho, pero no me aplico el cuento todo lo que me gustaría. Y debería. ¡Hay que salir más por la provincia, ... pardiez! Si me pongo a pensar en la cantidad de sitios a los que ardo por ir y aún no he ido este año, entro en combustión. Tengo en agenda el Steakhouse by Aitor Pozuelo de Cijuela, con la cámara de maduración de carnes más grande de España para el sector de la restauración. Quiero volver a Torre de Alquería, a donde hace mucho, demasiado tiempo que no voy. Y a La Tinaja de Guadix.
Al nuevo Embarcadero de Calahonda, con el equipo de El Conjuro. Al Pesetas, a Alquería de la Vega… ¿Y han visto ustedes la que van a montar en Monachil y La Zubia? ¡Foh! Mejor lo dejo, que si empiezo a darle vueltas al tema entro en un bucle infinito.
Al menos, el pasado domingo me cobré una deuda pendiente y por fin estuve en el Restaurante Géminis de Cogollos Vega. Mi Cuate Pepe venía hablándome hace tiempo de él y aprovechamos que organizan unas jornadas gastronómicas gallegas para escaparnos a un pueblo situado entre montañas, en un enclave idílico.
En turno de mediodía, tanto el pasado fin de semana como este que ya tenemos a las puertas, los aires atlánticos de la Galicia culinaria se hacen fuertes en los fogones de Géminis y su cálido y acogedor comedor se impregna de los aromas del pulpo, la viera y los grelos.
Me encantaron unas Jornadas Gallegas en las que pudimos probar y disfrutar diferentes elaboraciones clásicas de una gastronomía rica como pocas que, en Granada, no tiene una gran representación. Antes iba a Pulpería Godello de vez en cuando, pedía Ribeiro y gozaba de ese vino tan fresco en sus tazas de loza para acompañar a un buen pulpo. Ahora ya no existe.
Pero volvamos a Cogollos, que me pierdo entre la morriña. El primer plato de estas Jornadas Gallegas ya es toda una declaración de intenciones: orella y pulpo a feira. La oreja viene gelatinosa y sabrosa. Y el pulpo… ¡ay, el pulpo! Ya saben ustedes que es uno de mis bocados favoritos. En su punto justo… ¡delicioso! Un caldero me podría haber comido, junto a ese puré de patatas tan cremoso. Por cuanto a la parte líquida, tras el imprescindible e inevitable tercio de Alhambra Especial con el que combatir los estragos granulosos de la calima, nos entregamos al Albariño más fresco.
Sigue una vieira al estilo de Baiona con padrón en la que si el marisco está rico, el acompañamiento vegetal no se quedaba a la zaga, precisamente. La rodaja de merluza con cachelos a la gallega es un 'mar y huerta' repleto de evocaciones atlánticas y el caldeiro con grelos y cachelos sirve para rematar el festival gastronómico… antes de entrar en su parte más dulce.
Una esponjosa tarta de Santiago es imprescindible siempre que hablamos de gastronomía gallega. En este caso venía con helado de fresa y toffe. Y la queimada, claro, con su conjuro correspondiente para rebajar tan excelso festín a base de orujo ardiente antes de dar un paseo bajo la inclemente calima que, por fin, parece que nos ha dado una tregua.
¿Saben lo único 'malo' de visitar restaurantes que celebran jornadas gastronómicas como ésta? Que no puedes probar las especialidades tradicionales de la casa, como esas gachas cogolleras de las que tanto y tan bien me han hablado y que se quedan pendientes para otra futura visita.
Pero volvamos al principio de esta crónica, que estas semanas la vega está que arde, en el sentido gastronómico del término. Alcachofas y habas están en su momento idóneo y darse una vuelta por nuestros restaurantes y ventas es sinónimo de disfrutar del producto más fresco y selecto. Y es que no sé si les he dicho ya que hay que salir más a la provincia y disfrutar de la exuberante riqueza gastronómica de nuestras comarcas y pueblos…
Termino precisamente en la Carretera de la Sierra.En ese palacete que, desde hace unas semanas, luce un fastuoso y merecido Sol Repsol en su puerta. Porque hemos estado enMaría de la O disfrutando de un nuevo y exquisito cuatro manos. En este caso, Chechu González, el cocinero local, recibió a Rubén Sánchez, del restaurante Epílogo de Tomelloso, igualmente atesorador de un Sol Repsol y reciente ganador del Concurso de Escabeches celebrado en Madrid Fusión a comienzos de año y en el que Chechu fue finalista. El menú constó de 10 pases en los que se pudieron tomar diferentes propuestas escabechadas, pero ya se lo cuento más adelante y más despacio.
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