

Secciones
Servicios
Destacamos
Pablo Amate
Jueves, 10 de agosto 2023, 23:03
Gracias a su orografía y posición en el mapa, los vecinos del norte tienen de todo. Les contaré lo comido y bebido más de una ... vez. Viene mi primer recuerdo sensorial a las cazuelas de callos (tripes) que me entoné más de una vez en el casco antiguo de Niza. Era comer en la Roma antigua, pues no crean que sólo de pescados mediterráneos se alimentan los nizardos. Cuentan con buen aceite de oliva virgen extra, vinos ligeros e influencia italiana en los alimentos y cultivos. Dispone de hoteles gran lujo, como el mítico Negresco. «¡Come como Dios en Francia!». Esta es una clásica exclamación gala que describe rotundamente lo exquisita de su gastronomía.
Ratatouille, un símbolo francés
Fue el título de la película de animación que Disney creó con el nombre de un pisto de verduras de la Provenza. Donde paradójicamente, una rata, animal peligroso en sanidad, es protagonista y fino cocinero. Menos mal que la idea no fue española. Crearon los americanos un símbolo mundial de cocina y vinos mediterráneos en su Parque Disney. Donde tienen dedicado un gran espacio lúdico a este roedor cocinero. Tiendas, juguetes y hasta un restaurante de cocina tradicional francesa y vinos galos en el corazón de las atracciones, para aprovechar el fenómeno cinematográfico y sacarle todo el rendimiento posible. La bullabesa, Marsella
No se me olvida el olor y sabor de aquella sopa marinera, que iba buscando desde Beziers. Alli, por casualidad, tomando unos vinos con el patrón de la esclusa, me dio esa dirección al pedirle conocer el autentico sabor de su misteriosa sopa de pescado de roca. Menos mal que fui de día al barrio pesquero de Vallons des Auffes. Si hubiese sido noche, el miedo a sus callejuelas me hubiese quitado el hambre. La receta, por espacio, no la pongo. Pero si la ve en internet, póngale, además, hinojo fresco, raspas y cabezas de pescado de roca, aceite de oliva virgen extra y un toque al gusto de Pernod. Es el secreto.
Las reinas: ostras de la Bretaña
En gran parte de Francia, aunque sea en el interior, el consumo de ostras es cotidiano, habitual y no tan caro como se piensa. Salvo en restaurantes de lujo, donde el servicio y sus elegantes detalles encarecen un 700%. Por toda Francia, hasta en París, los festivos se llenan sus plazas de mercadillos de alimentos, quesos, pescados, carnes, ostras, etc. Que se pueden tomar allí mismo, con unas 'flautes' de champagne o vino blanco, a precio asequible. Y cuando el frío aprieta, que lo hay, coma cassoulet. Equiparable al mejor cocido madrileño, pote gallego, olla pasiega, etc. Junto a la Madelaine, en el corazón 'de la luz', está el 'Roi du Cassoulet'. Y aún nos quedan miles de platos por disfrutar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.