«El viajero cultural disfruta mucho de la gastronomía»

–¿Por qué, El Claustro?

–Porque el Santa Paula es uno de los hoteles de referencia en Granada y su restaurante es inmejorable. Estoy ultimando un viaje muy especial para octubre y mis clientes tienen que pasar obligatoriamente por aquí.

–¿Qué viaje es?

–Se trata de un grupo de 20 alemanes que pasarán nada menos que 53 días de viaje por España y Portugal. Utilizan un autobús adaptado y estamos terminando de rematar los detalles. Por ejemplo, para el final del viaje les hemos organizado un concierto de música clásica en Valencia en el que dos profesores del Conservatorio de Murcia harán un repaso por las músicas de los diferentes sitios que han visitado. Cuando se hacen viajes tan largos con una clientela que prima la dimensión cultural hay que ofrecer experiencias diferentes y únicas.

–¿Les interesa la dimensión gastronómica de España?

–¡Mucho! Es parte de la cultura, por supuesto. Haremos visitas a diferentes bodegas, que España puede presumir de tener auténticos caminos del vino. Otro viaje que organizamos usa el exclusivo tren Al-Andalus, de Sevilla a Santiago de Compostela, en el que la calidad gastronómica es tan alta que hay quienes dicen que se merece una estrella Michelin.

–¿Cuántos días pasarán aquí?

–Tres, precisamente coincidiendo con el puente del Pilar...

–Estará Granada masificada...

–¡Y tanto! Para el turismo con el que trabajamos es un pequeño-gran problema. Granada, como otras ciudades, está en un momento muy complejo en ese sentido. Ya tenemos las entradas para la Alhambra, pero si hubiera una incorporación de última hora sería un lío. Tiene que salir adelante la posibilidad de disponer de entradas para el monumento nazarí a quienes pernocten en la ciudad más de una noche. Anteriores administraciones han denostado a las agencias locales y eso es otro problema.

–¿Ha evolucionado la oferta granadina para ese turismo de lujo?

–No tanto como debería. Trabajamos con hoteles como el propio Santa Paula, por supuesto. Y luego con el Palacio de los Patos, el Alhambra Palace y el Parador. Este año, también con elSeda Club. En restauración, además del menú nazarí de Rafael Arroyo, que es justo lo busca mi clientela, vamos a El Mirador de Morayma, que tiene unas vistas extraordinarias.

–¿A dónde llevará a sus viajeros, además de a la Alhambra?

–¡A Alpujarra de la Sierra! Hemos organizado un encuentro con emigrantes a Alemania retornados que va a ser muy especial. El factor humano en este tipo de viajes es esencial, además del monumental y gastronómico.

–Además, Alpujarra de la Sierra es el Pueblo-Libro...

–También. Queremos fomentar un turismo cultural sostenible y no masificado que permita a quienes nos visiten encontrar un ambiente tranquilo que invite a leer en cualquier rincón. Que se integren con los vecinos y ellos los reciban contentos. En junio tuvimos una experiencia preciosa organizada por Raquel Hernández: un retiro lector muy interesante y creativo para un grupo encantador. Espero que repitan y que se animen a visitarnos más clubes de lectura y festivales culturales.

–¿Hablamos de rincones alpujarreños en Granada?

–Imprescindible la Taberna Ríos. Conocí a Antonio, el fundador, cuando empezó por la zona de la Facultad de Ciencias. Después, en Sócrates y ahora en Palacio de Deportes. En ese sentido, una noticia: mi hijo, que trabajó con ellos, abre con otros dos compañeros una taberna alpujarreña en la Glorieta de Arabial. Se llama Triple A y tendrá los mejores productos de la comarca.