Vinos de altura desde la comarca de Huéscar

Aunque el proyecto no comenzó hasta 2001, según contó Rafael los orígenes del mismo se remontan a mucho tiempo antes, concretamente a 1935 y a sus abuelos, que ya elaboraban vino tinto. Y desde 2001, el granadino ha retomado esta actividad con unas instalaciones de última generación en las que han encontrado un equilibrio perfecto entre tradición y vanguardia.

Tras la exposición de Rafael fue el turno de César Ortega, enólogo de la bodega, que dirigió una cata de dos de las variedades de vinos de Irving. El primero de ellos un vino singular de 2016 con coupage de tempranillo, cabernet, souvignon y merlot. «Es un vino de color intenso, cereza muy elegante y ligero matiz violáceo», comentó el experto, que añadió que se trataba de un vino con aromas a frutar rojas y un gran equilibrio a nivel aromático entre madera y fruta. En la fase gustativa cuenta con «una entrada en boca sedosa» con un final bastante equilibrado y redondo.

La segunda variedad que se ofreció durante la cata fue un Irving Shiraz. «Es un vino con el que nos fuimos al extremo de los extremos, a 1.400 metros de altura», contó César sobre esta variedad de 2014. Con un tono evolucionado debido a su paso por barrica y envejecimiento en botella, se trata de un vino con aromas a cuero elegante, pimienta negra y aceitunas negras. Mientras que en boca cuenta con mucho peso de fruta y términos dulces muy interesantes.