Falafel, no todo pica.
Destinos con sabor

¡Viva la cocina picante! Platos de extracción oriental en los Alayos

PABLO AMATE

Viernes, 30 de julio 2021, 09:47

Temo que voy a desilusionar a más de uno, pues este artículo va de gastronomía, no de cocina erótica. Ya escribí en su día, y ... lo mismo les doy otra alegría, a mujeres y hombres. 'Tós por igual'. La primera vez que fui a comer a un restaurante hindú, sin estar en Asia, fue en Gibraltar. Un gourmet llanito me recomendó el mejor de la Roca. El ambiente era auténtico. Y las recetas también. Tras dos aperitivos llegaron unos langostinos al curry. Y me caían lágrimas como puños. La dueña, preocupada, preguntó: «Sir, ¿que le sucede?». Respondí: «¡Que estoy muy contento de estar en España. Acabo de aterrizar de London y tenía muchas ganas de volver aquí a la Roca de España!». La cara de la hindú era un poema. Yo había entrado por La Línea y, como siempre, me llevé una roca del Peñón. Tacita a tacita…

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Por qué el picante

La gente está muy loca, pero tontos son menos. ¿Por qué millones de criaturas toman en el mundo alimentos acerbos palatalmente? Pues mejoran el ánimo, y tanto. Activan la circulación, son antimicrobianos y analgésicos, tienen acción antioxidante y ayudan a la insulina controlada. Entre otras muchas cosas.

Asia en los Alayos

El dueño es inteligente y valiente. En el entorno 'Recreativo Río Dílar' solo se espera comer lo de siempre: lomo con ajos, morcilla, chorizo, tomate con ajos (muy rico) y un amplio etc. Soberbias sus tostaditas patatas a lo pobre. El dueño, cuando cierra, el 26 de septiembre, vuelve a trabajar y aprender en Asia. Este año a un hotel de Bangkok, con restaurante de 1 estrella Michelin. Por eso, desde hace muchos años, puede parecer un merendero más, aledaño a las cristalinas aguas de hielo de Sierra Nevada. La sorpresa surge al seguir leyendo su carta.

Del tandoori, tikka o thai

El asombro, para los que conocemos bastante la variada culinaria asiática por haber vivido por allí, no de turista; es la autenticidad de las elaboraciones. Sus variados platos y perfecta ejecución, ya saben que se debe a que el dueño pasa meses por esos lares. Logradas sus recetas thai, moussaka griega o falafel moruno. El humus y oferta amplia de cocina vegetariana, sin olvidar excelentes carnes rojas, blancas y hasta de bisonte o cocodrilo. Cuando lea esto, al Ministro que penaliza el turismo, el azúcar o carnes rojas, le va a dar un vahído. Parece un merendero más, pero su carta, precios ajustados, amabilidad de los camareros y rapidez de servicio dejan asombrado al personal. No hay internet, por eso no se paga con tarjeta. Y todo con aire natural fresquito como el río. Cuídense.

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