.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Tatiana merino
Sábado, 20 de junio 2020, 01:18
La propuesta de Antonio Arias nos trae un auténtico decálogo de buenas barras, en las que poder disfrutar adentrándose en el vínculo cultural y gastronómico de la capital. Para él, un referente de la música indie nacional con su grupo Lagartija Nick, los bares han escrito grandes momentos de su historia.
La primera parada la propone en el Bar Provincias, en ese callejón escondido a plena luz, junto a plaza de la Pescadería. «Hay que dejarse llevar. Jorge, primo hermano de Morente, aconseja de granadinas formas. La tapa que más pone es la del cariño, aunque el 'pescaíto' está 'mu' rico». La siguiente hay que tomársela en el Bar de Eric y es un reflejo de la nueva generación. Allí es costumbre unir la música con la gastronomía. «Tuve el honor de tener una tapa con mi nombre: la morcilla con sombrero de cebolla caramelizada, que se repite más que un estribillo», recuerda entre risas.
Si Eric representa lo más popular de la música granadina, la tercera parada aporta lo ecléctico de la cocina y la cultura: el Botánico. «De Esther me quedo con su maravilloso atún. Un plato inmortal».
En los aledaños de la plaza de Gracia, propone Antonio su siguiente sorbo. Es la enoteca Pacurri, una 'bodeguilla' con personalidad, donde la fraternidad brota sola. Sus platos con pato están exquisitos y aún se reconoce más su maestría al ver las escuetas dimensiones de su cocina. «Pacurri es el puente eterno entre lo clásico y lo moderno, y domina como pocos la capacidad de intuir cómo llegas y qué te apetece».
No hay nada tan genuino como el Bar Soria. «Representa la entropía hecha restauración. Uno sabe que va a disfrutar, pero nunca cómo ni con qué», cuenta Antonio resaltando la buena mano de Fran Soria en la cocina. «Es de los pocos lugares donde es posible que seas tú el que acabes poniendo tapas. En el Soria puede pasar de todo».
Entre sus favoritos también el Albaicín, un barrio que conoció bien en los años 90, porque fue vecino de él. La Porrona, en plaza Larga, El Ladrillo o Torcuato se convierten en punto de encuentro sin quedada previa. Se disfruta del 'pescaíto', el lomo con ajos y otras exquisiteces albaicineras, como los caracoles del Aliatar o las maravillas de Casa Juanito, ya en el Sacromonte, donde sirven los sesos como en ningún otro lugar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.