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Bodegón con besugos, naranjas, ajo, condimentos y utensilios de cocina de Luis Egidio Meléndez.
Gastrohistorias

Bodegones. De la Taberna al Arte

Las naturalezas muertas del Museo del Prado muestran ingredientes, técnicas culinarias, hábitos alimenticios e incluso recetas de cocina casi completas

Ana Vega Pérez de Arlucea

Viernes, 6 de diciembre 2019

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No sé cómo lo verán ustedes, pero a mí lo de «naturaleza muerta» siempre me ha sonado demasiado mórbido. Como a cosa siniestra y malsana, ... que remitiera a cuadros llenos de bichos despellejados y carnes sangrantes. En otros idiomas como inglés u holandés tienen expresiones bastante más pacíficas para referirse a las representaciones de objetos inanimados: 'still life' o 'stilleven' significan 'vida tranquila o quieta'. Incluso en rumano, por ejemplo, se denomina 'natura statică', unas palabras bastante más adecuadas para un género pictórico lleno de belleza. ¿Belleza, he dicho? ¿Armonía? Quizás sí, si aprovechando una visita al Museo del Prado en honor a su bicentenario nos remitimos a los maravillosos cuadros con flores de Juan van der Hamen o a la exquisitez minimalista con que Francisco de Zurbarán pintó su menaje de cocina. Pero la naturaleza muerta o bodegón tuvo unos comienzos bastante más sucios. Cuando a finales del siglo XVI se asoció por primera vez el término «bodegón» a la pintura, esta palabra no tenía más que connotaciones chuscas y populacheras.

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