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Nutrición: Cómo desayunar entre comilonas y no morir en el intento

Cómo desayunar entre comilonas y no morir en el intento

La primera comida del día de Navidad, como la de Año Nuevo, no puede responder al modelo clásico de fruta, cereales y leche, sino que ha de ser más depurativa; salvo que se trate de un deportista o una persona mayor

Fermín Apezteguia

Viernes, 27 de diciembre 2019, 01:19

Llegan los desayunos más entrañables –¡perdón!– complicados del año, que son los de Navidad y Año Nuevo. Hay quienes, y no son pocos, en un alarde de apetito festivo, comienzan el día metiéndose entre pecho y espalda una cazuelita de los caracoles que sobraron ... la noche anterior. O de txipirones en su tinta o cualquier otra cosa, preferiblemente de untar. Esto de las sobras es muy típico de nuestro país; y desde luego, seamos claros, saludable no es. Y hay también quienes se conjuran con el modelo clásico de primera comida y, ni que sean navidades ni nada, no perdonan: venga cereales, fruta y leche, que es lo que manda la dieta mediterránea.

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