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Un comino

Gastromotiva y la esperanza en las favelas

Viernes, 7 de noviembre 2025, 00:05

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Muchas personas piensan que los profesionales de este ramo gastronómico nos pasamos el día y la noche disfrutando como gorrinos. No piensen que vengo con ... la queja. Solo puntualizo que no siempre tenemos la suerte inmensa de que nos pasen cosas buenas y, como todo hijo de vecino, nos tenemos que tragar a diario muchos sapos sin cocinar. Es verdad que a cambio, a veces, podemos levitar degustando una comida excelsa, visitando un mercado mágico en un alejado rincón del mundo o compartiendo una de esas botellas que el tiempo vuelve celestial aquí en la tierra. Lo bueno también puede ser no ingerible, como me ocurrió la semana pasada, conociendo a unas de esas personas que si Bertolt Brecht volviera a la vida las incluiría entre las imprescindibles. Me refiero al cocinero brasileño David Hertz, ideólogo y precursor de la organización Gastromotiva, dedicada desde hace ya veinte años a dar una oportunidad a miles de chicos y chicas de las favelas de Río de Janeiro y otros lugares similares de América. Al principio solo en su país, pero después también en México, El Salvador y Sudáfrica. Comunidades en las que se combina la formación técnica en cocina con la transmisión de valores humanos. La gastronomía en toda su bondad y fuerza como motor de resiliencia social, tan lejos de esa otra imagen fatua y de frivolidad que a veces se transmite digitalmente y se promociona como si fuera la relevante.

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