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Fotomontaje del Congreso de los Diputados y unos caramelos. R. C.

Los caramelos del Congreso

Gastrohistorias ·

Fueron uno de los símbolos más amables de la Cámara baja hasta 1916, cuando se limitó el gasto público en confituras

Ana Vega Pérez de Arlucea

Jueves, 7 de enero 2021, 23:55

Si acuden ustedes alguna vez a una sesión del Congreso de los Diputados se encontrarán junto a las puertas del hemiciclo, entre periodistas, políticos y ... ujieres que vienen y van, un guiño al placer tranquilo y a la dulce distensión. Allí suele haber una bandeja o cuenco de caramelos, con y sin azúcar, para que los parlamentarios se aclaren la garganta, chupeteen en silencio y se relajen manoseando el envoltorio. Habrá quien piense que los diputados tendrían que llevarse los caramelitos balsámicos de casa, o que con el vasito de agua que se les ofrece durante las intervenciones deberían ir que que chutan y meter gol, pero los pocos caramelos que hoy en día se reparten en el Congreso son la huella de una tradición histórica que no sólo endulzó muchos agrios rifirrafes políticos, sino que impulsó la industria confitera nacional y la economía de un pueblo concreto de nuestra geografía.

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