Consejos para comer en los aviones y no morir en el intento
Dimes y diretes de los sabores ·
El reciente grave incidente aéreo acontecido en el aeropuerto de Barajas Madrid me lleva a pensar en cosas que hacemos y no debemosDimes y diretes de los sabores ·
El reciente grave incidente aéreo acontecido en el aeropuerto de Barajas Madrid me lleva a pensar en cosas que hacemos y no debemosLa rutina es lo peor que puede suceder. Un estudio indica que las personas que hacen un recorrido reiterativo diario, corren mucho más riesgo que los demás. Por eso los pilotos y los tripulantes de cabina (TCP) hacen numerosos cursos, prácticas y ensayos en simuladores. Todos están preparados para todo. Como a aguantar el tipo en situaciones extremas, como se ha demostrado.
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La mayoría de pasajeros, y de los recalcitrantes que se jactan de volar continuamente, estoy seguro que más del 50% no saben ponerse en una emergencia el chaleco salvavidas. Nervios, situación real de miedo y estrés. Esos son los que siguen con los auriculares puestos, hablando por teléfono o leyendo mientras los TCP explican las medidas de seguridad. TCP son las siglas que se aplica a todo el personal que trabaja con los pasajeros dentro del avión: el/la jefe de cabina (sobrecargo) y los auxiliares de vuelo (azafatas y personal masculino con las mismas funciones). Están altamente cualificados no solo para poner bebidas, comida o vender perfumes.
Fue notable el incidente sucedido el lunes 3 de febrero en el aeropuerto de Barajas con un avión de Air Canadá, compañía que he usado bastante para ir a ese país. Como saben, estuvo sobrevolando por Tarancón y ese espacio aéreo para 'quemar' – no 'tirar' al aire– como indica un querido periodista de raza y granadino. Yo, siempre en mi tema, pensé que dada la hora del desgraciado despegue, era tiempo del almuerzo. Me pregunto si durante esas cerca de cinco horas las eficaces tripulantes de cabina darían algo para llevarse a la boca. Y por supuesto alguna bebida, mejor sin alcohol, para que no se descontrolase el pasaje. O lo mismo se les hizo a todos un nudo en el estómago.
Gracias a Dios, estos incidentes aéreos suceden infinitamente para los miles y miles de aviones que están cada minuto en el aire. Por eso debe decidir qué y cuánto se come en un vuelo. No es lo mismo uno de dos horas que otro de ocho o diez. Si es de estómago delicado, recomiendo que un par de días antes del viaje no tome alimentos que produzcan gases: legumbres, coliflor, coles, etc. Y más si su destino es de largo alcance. Si es de las personas que a veces sufre mareos, no coma platos de digestión lenta. Nada de bebidas con gas y a lo sumo un vino, si este le agrada. Le relajará. Pero nada más de alcohol.
La mayoría de los casos de mareos, tanto en barcos, coches o aviones, es por viajar con el estómago vacío o, como dicen otros, con el café 'bebío'. Esta situación nutricional provoca mareos, algunos intensos. Una colación previa, sin alcohol y alimentos de fácil digestión le asentará el estómago y en la gran mayoría de las situaciones evita esos trastornos. Lo que sucede es que en los vuelos que se da desayuno, almuerzo y/o cena, dada la estructura de la aeronave, su elaboración y regeneración tienen que ser escuetas, fáciles y concretas. Salvo que viaje en primera o gran clase. En esa categoría te 'fríen un pollo con patatas' si hace falta.
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Aunque viaje en turista, con un recorrido superior a las 3 o 4 horas, 'en el aire', a los pasajeros se le sirve una comida estándar que solo varía en carne o pescado. Por el tema de religiones y los vegetarianos en todas sus versiones muchas compañías, para distancias largas, a la hora de realizar la compra del billete, ofrecen la posibilidad de elegir entre algunos tipos de cocina: vegana, hebrea, musulmana, etc. Lo malo es que todos esos platos son precocinados. Con mayor o menor calidad, presentación y lujo. El espacio es limitado, sobre todo para la clase turista, que en aviones como en los que vuelo a Asia viajan más de trescientas personas en dicha clase.
En esos trayectos largos la comida es la forma de tener sentados y 'calladitos' a todos los pasajeros. Por eso, en muchas ocasiones dan un piscolabis, de vez en cuando, para que no se formen tertulias, corrillos o pidan muchas bebidas alcohólicas. Yo he presenciado en el avión que venía de catar vinos de Chile, y son unas quince horas de vuelo, a la sobrecargo del vuelo decir a un pasajero que ya no le podía volver a servir otro whisky. Que ya había bebido bastante y tenía potestad y autoridad para quitarle la bebida. Agua, la que usted quiera y refrescos sin alcohol. Hay personas a las que los espacios cerrados les vuelven agresivos, por variados motivos.
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Para mí son cortos de tres horas o menos. Y si me da tiempo antes de embarcar, hago una compra muy especial. Eso sí, ya en la zona 'aire'. Los aeropuertos se dividen en dos espacios arquitectónicos muy concretos: 'tierra' es todo lo que hay antes de pasar el control de seguridad. Y se le llama 'aire' a todo lo que hubiese, incluidos tiendas, bares, etc, ya pasado el control. La comida, no por culpa de la tripulación sino más de la compañía aérea, es amorfa, industrial y poco saludable, y por eso si puedo me suelo comprar, según la duración del vuelo y el hambre que tenga, uno o dos bocadillos de jamón pata negra, recién hechos. Soy la envidia del avión.
Sí recomiendo, sobre todo en viajes largos, beber agua de vez en cuando. La humedad en cabina es muy baja. No comer mucho, sobre todo si tiene picante el menú. Evitar productos indigestos. Ir de vez en cuando al servicio. Suele haber crema hidratante. Si no, echarse agua en la cara y refrescar las muñecas y manos. No tomar cosas muy saladas. Y sin molestar, estirar los pies para evitar el efecto del síndrome de la clase turista.
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Hay y sigue subiendo el alto número de personas que acuden a los bares para ver el fútbol, debido a que todas las plataformas actuales son de pago. Pero 'parió la abuela'. Transcribo de H. D: «Tras aprobarse el pasado jueves, por los cuatro principales partidos parlamentarios: PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos las enmiendas a la Ley de Propiedad Intelectual, ha quedado anulada. El Gobierno ha decidido abatir dicha posibilidad cediendo a favor de los intereses de las multinacionales discográficas, editoriales, musicales y del posicionamiento de las entidades de dominio». ¡Caña al mono que es de goma...!
Le llaman el 'Abraxit' del vino alavés: tras la tregua táctica llega la ruptura con Rioja. Un trabajo del compañero P. Pintado me informa que la ya bien conocida Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA), que preside Saúl Gil Berzal y está integrada por más de 100 pequeñas bodegas familiares de Álava, ha decidido su escisión definitiva del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja tras años de desavenencias y enfrentamientos. El penúltimo capítulo del conflicto se produjo el pasado 28 de enero de 2020 con la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la solicitud de protección e inscripción en el registro comunitario de la DO Arabako Mahastiak/Viñedos de Álava, presentada por ABRA con el respaldo del gobierno de Euskadi.
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La Rioja Alavesa, como su nombre indica, se sitúa en territorio vasco. En concreto en la provincia de Álava. Según indica la revista 'Enólogos', la cuestión de fondo radica en que hay una cincuentena de pequeñas bodegas del sur de Álava que quieren diferenciarse del resto porque consideran que su singularidad y calidad quedan desdibujadas en el seno de una gran denominación que produce, anualmente, alrededor de 400 millones de kilos e integra a importantes grupos empresariales. La iniciativa rupturista se ha llevado a cabo con el apoyo expreso del gobierno del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y, muy especialmente, del diputado general de Álava, Ramiro González Vicente, burgalés de nacimiento y vitoriano de adopción. Como siempre, los políticos aprovechan cualquier resquicio para meterse y 'pillar algo'.
Recuerdan cuando la Rioja, nombre que deriva de Río Oja, que transcurre, junto al Ebro, por ese territorio, tenía tres clasificaciones: Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja Alavesa. Mucho territorio, variados terrenos y ortografías, y millones de litros para ser un todo. Intentaron unir a la familia bodeguera con gran trabajo por España y el mundo. Pero ya saben que las familias en demasiados casos acaban peleadas cuando faltan los progenitores. Sean felices.
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