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En nuestra cocina podemos encontrar casi de todo. P. A.

Descubre los recovecos secretos de nuestros frigoríficos, cocinas y congeladores

Dimes y diretes de los sabores ·

No crean que a guisar. Vamos de exploración. Descubrirá otro mundo, y en algún caso, otros seres

Pablo Amate

Viernes, 20 de marzo 2020, 00:42

Aprovechemos estos días de recogimiento, para observar lo que encierra nuestro frigorífico, despensa y cajones. Quedará sobrecogido.

A por el frigo

Preparados como si fuéramos a una expedición a la jungla del Yucatán, que es la que conozco. Puede ataviarse como vea más conveniente pero guantes, si encuentra en el mercado, yo me pondría. Empecemos de arriba hacia abajo. En esa primera estantería descubriremos insólitas latas de conserva.

El congelador

Como si de otro planeta se tratara, con ese vaho helado que envuelve la luz interior al abrir. Se llevará muchos sobresaltos al descubrir, tapados por su última compra, alimentos que ante la menor duda, debe tirar, no tengamos que usar todo ese papel higiénico que han acaparado. Procure sacar por estanterías todos los alimentos a la vez. Y cierre la puerta antes de que se escape el frío. Reitero que si tiene duda del tiempo que llevan las gambas allí metidas, mejor a la basura.

Cajón de los cubiertos

Salvo casos de omisión, rara avis, las prisas hacen que cuando se lavan los no ordenados se pongan al montón. Hay que repasar, ver en qué estado se encuentran y retirar los que no se encuentren en optimas condiciones. Aproveche para quitar los restos de todo tipo. Y donde guarde el pan diario, también hay que sanear y eliminar las miguillas. Cuando termine no va a conocer sus cajones.

Resto de cajones

Vamos a los manteles, servilletas e instrumentos de cocina. En las casas siempre hay un espacio para todos esos elementos, a veces chismes. Hay familias que separan los manteles de fiesta de los de diario. Ahora podemos darles un lavado y airear, planchar y decidir si los vamos a disfrutar más veces. He visto manteles blancos de hilo marcados con rayas amarillentas por no usarlos jamás. Yo que usted, cualquier día de estos lo pondría, aunque viva solo/a. Quizás, si lamentablemente es así, con más motivo. En esta serie de cajones se suelen guardar demasiadas cosas inútiles. Le será muy divertido descubrir un sacacorchos recuerdo de Francia, cucharillas de distintas capitales del mundo, etc., etc.

¡A por la despensa!

Le he dejado tontear con los cajones porque se le avecina un viaje interplanetario. Vamos a un espacio siempre necesario en una casa. Allí se guardan todos los productos que no necesitan frío para conservarse. Hubo un tiempo en que no existían las neveras y mucho menos los frigoríficos. En las casas había una alacena, puesta en la zona más fresca: se llamaban fresqueras. Allí se guardaba la leche hervida. Embutidos y quesos, etc. Lo malo era que al llegar el verano, al menos en Andalucía, Castilla, etc., no había rincón bueno, salvo que se tuviera un sótano adecuado y con ventilación. Mire con detalle la fecha de caducidad de cada producto. Y ponga primero los más antiguos, para consumir antes.

No acapare

Ya lo ha comprobado. Las tiendas y supermercados reponen continuamente todos los productos. Por tanto ya basta de crear intranquilidad. Los primeros días en televisión pude ver cómo personas de diferentes estratos cargaban como locos papel higiénico y todo lo que tenían cerca. Cierto que un grupo concreto, que se distinguía por sus vestimentas, por su origen, tenía que haber pasado sufrimientos y escasez en sus países de procedencia, con tanta guerra. Pero su actitud caótica creaba pánico colectivo. Repito. Ya lo ha podido comprobar. Hay de todo. Y lo que debe respetar es la distancia de un metro y medio entre clientes, el orden de entrada al supermercado o tienda, para que no haya aglomeración de personas. Use siempre guantes, aunque sean los del súper.

Vamos al horno

Es el momento de ponerse 'a puerta gayola' frente al horno. He visto casas que utilizan el horno, ya frío, para meter las sartenes. Y otros cacharros. Y de vez en cuando, muy de vez en cuando, se limpiaba. Ahora tenemos tiempo y ganas. Rocíe bicarbonato al apagar el horno y aún esté caliente. Hay que esperar una hora y, con una toalla de papel, retirar la suciedad. Si se ha derramado algún líquido, lo más rápido posible espolvorear sal sobre él y dejar que se enfríe. Luego, retirar y limpiar con una esponja húmeda. No tiene excusa de que no pudo comprar un espray especial de horno.

El microondas

Seguro que lo usa más para calentar. Aunque hay muchas recetas que se pueden cocinar en este aparato. Otras veces se ponen platos ya guisados. Por ejemplo, una lata de fabada. A veces se olvida taparla con un plato, si la pusimos en un cuenco de cerámica. Jamás metálico. Se lía lo más grande. Y con los guisos, si no se tapan, saltan como cohetes, dejando manchado el interior del aparato, con rincones a veces inapreciables. Desenchufe el aparato y a por él. Para aquellos a quienes aún les da miedo está comprobado que al funcionar mediante la generación de ondas electromagnéticas en la frecuencia de la radiación en torno a los 2450 MHz (2.45 109 Hz), es inocuo al ser humano. Las microondas que genera ese dispositivo hacen girar las moléculas de agua de los alimentos, que de esta forma se van calentando. Ojo, pero también los reseca.

Afile los cuchillos

Si dispone de un aparato casero para afilar los cuchillos es el momento de usarlo. Vaya con mucho cuidado a la hora de utilizar el instrumento. Hay varios modelos y tipos de afiladores. Desde los que llevan pilas a los manuales. Yo compré hace unos quince años un modelo muy simple. Fue en una ferretería de Guadix y aún funciona. Tiene menos mecanismo que un chupete de antes. Y si ya tiene en casa una 'chaira' (es como una lima alargada y redonda) la pasa suave por el filo del cuchillo, ya afilado, sin cortarse. Por cierto, los cuchillos de sierra para el pan, yo no los afilo. Un cuchillo afilado nos permite trabajar con mayor seguridad.

Cómo usar la chaira

El afilado con chaira debería formar parte de la rutina de cualquier cocinero antes de empezar a trabajar en la preparación de los alimentos. Con una buena chaira, sólo en un par de pasadas por ambos lados del cuchillo ya tendremos el tema resuelto y estaremos listos para sacarle el mayor partido a nuestros cuchillos. El afilado forma parte de la correcta utilización de los cuchillos de cocina, puesto que reproduce el movimiento exacto de la mano y el brazo cuando realizamos un corte, lo que nos permite trabajar con efectividad. Recuerde que la medida de la chaira debe ser siempre superior a la de la hoja del cuchillo.

Pasos a seguir

La forma de realizar el afilado con chaira es situarla primero con la punta hacia abajo en una superficie plana y que no se mueva. Una mesa de cocina, por ejemplo. Sujétela desde el mango con su mano izquierda y el cuchillo con la derecha. Vamos a trabajar con el filo del cuchillo también para abajo y trataremos de apoyarlo sobre el cuerpo de la chaira en un ángulo de 20 grados, aproximadamente. Realizar pasadas con un movimiento de arco: empezamos desde la última parte del filo del cuchillo y lo deslizamos progresivamente hacia la punta.

Y desde estas líneas mi gran y profundo agradecimiento a todas las personas que trabajan para cuidarnos a nosotros: sanitarios, ejército, fuerzas de seguridad, bomberos, dependientes y empleados varios, etc., etc. Gracias, muchas gracias por dar la cara y vuestra vida. Cuidaos.

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