Dentro de unos días llegará a las librerías la novela 'Oleum. El aceite de los dioses', del escritor jienense Jesús Maeso de la Torre, uno de los autores especializados en novela histórica más reconocidos y laureados de nuestro país. Publicada por Harper Collins Ibérica, la ... novela transcurre en el siglo I d.C. y cuenta la historia de Ezra ben Fazael Eleazar, un joven escriba versado en la elaboración de aceite, perfumes y filtros. El protagonista pertenece a la estirpe de los Eleazar, los encargados de proveer el aceite sagrado para el gran Templo de Jerusalén durante generaciones.
Traicionado por los saduceos dirigidos por Caifás, Ezra es asaltado en el camino de Jericó y vendido como esclavo, iniciando un periplo que le llevará de la Judea romana a la mismísima Roma imperial, donde será comprado por la familia Séneca quienes, al conocer sus habilidades como olearius, enviarán a Ezra a Corduba para administrar el inmenso latifundio de la Bética que los ha hecho millonarios. Allí tendrá dos misiones: la pública, que es reorganizar la maltrecha producción de aceite, y la secreta, descubrir las causas de la desaparición de una parte no desdeñable del preciado líquido. Salir airoso de dichos empeños le permitiría recuperar su ansiada libertad.
Novela histórica con subtramas de misterio que la acercan a la novela negra, 'Oleum. El aceite de los dioses' tiene páginas memorables y evocadoras en las que la pasión del autor por el olivo y la aceituna se hace palpable y tangible. Para el escritor ubetense Jesús Maeso de la Torre, el aceite de oliva lo es todo, desde un producto gastronómico de primer orden a un bálsamo, una medicina… y un tesoro.
La elección de su protagonista tiene todo el sentido. Así nos cuenta el propio autor: «El olearius es un entendido en aceite que prepara el más selecto como ofrenda para el templo de Jerusalén, el que debía servir para ungir al Mesías en su ansiada llegada». Ese era el inmenso valor que se confería al oro líquido.
A la vez, el aceite es un bien de consumo «que conforma una extraordinaria industria a su alrededor, de los salarios pagados a los vareadores y cosechadores a los barcos que lo transportan por todo el Mare Nostrum o los alfareros en cuyas vasijas se transportaba por el Mediterráneo. De hecho, de viaje en Roma con el escritor Valerio Manfredi estuvimos visitando el impresionante Monte Testaccio, una colina conformada por los restos de 53 millones de ánforas rotas, sobre todo de aceite de oliva, cuya inmensa mayoría provenían de la Bética».
En la novela, la familia Séneca tiene gran importancia. Tal y como explica Jesús Maeso, «eran multimillonarios gracias a un inmenso latifundio de olivares que se extendían por Córdoba y la sierra del Segura hasta llegar a Granada y el río Genil. Además, era una familia que trataba bien a los esclavos, liberando a muchos de ellos. De ahí que en la novela me invente a un personaje que abusa de la buena fe de los Séneca y les roba aceite para venderlo por su cuenta en Roma». La corrupción, entonces y ahora. «Es que el hombre no cambia, como dijo Voltaire».
El aceite de oliva está en la base de los recetarios romanos. «Así, los platos que aparecen en el 'Satiricón' de Petronio lo tienen como base esencial. Una herencia continuada por los árabes, por ejemplo, en su exquisita repostería», señala Jesús Maeso de la Torre, para quien el aceite es el elemento vertebrador del Mare Nostrum, la herencia compartida de los pueblos del sur de Europa, el norte de África y el Oriente Próximo. «Nos une desde el Oriente fértil, que 'aceite' es una palabra de origen asirio que significa 'luz', nada más y nada menos».
Y un último dato que apunta Jesús Maeso: «En la época romana ya había olivos varias veces centenarios en Andalucía, traídos por los fenicios. A los dioses se les hacía ofrendas con el mejor aceite de oliva, el de primera extracción, un producto que forma parte de la cultura tartésica que nos conforma».
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