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Restaurante O Grove. WEB OFICIAL
La gran marisquería

La gran marisquería

carlos maribona

Viernes, 12 de noviembre 2021, 00:12

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Galicia y marisco son palabras estrechamente unidas. Como lo están marisco y D'Berto. Esta casa de O Grove es, probablemente, la mejor marisquería de España en reñida lucha con Los Marinos José de Fuengirola. Un restaurante que se distingue por la excelencia de la materia prima. No es fácil encontrar mariscos y pescados de tanta calidad. Ni unos puntos de cocción tan precisos. Berto Domínguez se ocupa de comprar esas piezas, siempre lo mejor, con tamaños poco habituales. De la cocina se encarga su hermana Marisol, apoyada ahora por su hijo. Un producto tan excepcional no necesita enmascararse. Por eso las preparaciones son absolutamente sencillas.

Para empezar, unos magníficos carneiros, que en otros lugares se conocen como escupiñas o bolos, poco valorados en Galicia y por los que Berto ha apostado con fuerza. Como él dice, ostras hay en todas partes, carneiros apenas. Camarón excepcional, percebes pequeños pero sabrosos, berberechos descomunales, navajas de la ría, nécora a la sal… Lo mejor de lo mejor en cantidades razonables para probar un poco de todo, porque todo apetece. Como las zamburiñas, que no hay que confundir con las volandeiras que en muchos sitios hacen pasar por las primeras. Estas son de concha negra, enormes. Difícil encontrar otras tan buenas. Hace veinte años nadie las quería y ahora son uno de los productos más cotizados de las aguas gallegas.

Siguen las almejas a la sartén, de nuevo piezas de récord, que dan paso a la gran especialidad, el bogavante frito. Un bicho de enorme calidad que llega en su punto tras pasar, previamente troceado, por la sartén. El hijo de Marisol se ocupa de freírlo con buena mano. Los pescados atlánticos están a la altura. Tentadora la palometa roja, que ahora todo el mundo conoce con su nombre asturiano, virrey, el más caro del mercado. Pero Berto me sugiere, para dos, la cabeza de un mero de catorce kilos. Ni dudarlo. Ir limpiando poco a poco esa cabeza (la carrillera, por sí sola, ya es una ración) disfrutando de cada parte. Salvo los ojos. Mi vecino de página Benjamín Lana me lo recriminaría, pero es lo único que soy incapaz de comer. De guarnición patatas cocidas con repollo, tan sencillas como ricas. Todo está rico en D'Berto, hasta los postres, donde reinan las filloas y la tarta de queso. Si me pierdo ya saben dónde encontrarme.

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