La Navidad, en la panza de un submarino
Dimes y diretes de los sabores ·
Miles de personas pasan las navidades trabajando para los demás. Yo fui uno de ellos. 2020 exige que aún más personas dejen a sus familias solas para cuidar al resto de España y garantizar su bienestar y seguridadCon la apertura hostelera nos volcamos a la calle. Tras el segundo confinamiento volvemos a la calle y al alterne. Ojo a nuestro comportamiento social. ... Todos actuemos con responsabilidad, por mucho perturbado que se crea inmune.
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Contingentes militares
Hace muchos años que miles de soldados españoles (alguno/a hubiese añadido: 'y soldadas') pasan unidos a sus compañeros militares su Nochebuena, a miles de kilómetros de los suyos. Alguna lágrima cae. A pesar de la cena especial que prepara el equipo cocinero que llevan y de los paquetes de familiares que les mandan; el pellizco en la boca del estómago no se lo quita nadie. A pesar de los mantecados tomados a 35º C de calor.
Misiones, antes y ahora
Una entrañable persona almeriense que organizó una cena para más de 1.500 militares en Bosnia, en pleno conflicto bélico, fue Lázaro López, que tiene gran formación profesional en el importante mundo económico del turismo español. Ese mundo del que un personaje, colocado de ministro, dijo que los miles de millones de euros que cada año quedaban en España y su Hacienda no eran «para tanto» (sic). Pues Lázaro López es gerente del renovado, con respeto máximo a su arquitectura primigenia, el Hotel Catedral. Y salvador junto a su dos socios de la destrucción de ese gran símbolo que es Casa Puga. Templo del tapeo, vinos colindantes y tertulias seculares.
Con sabor a España
Lázaro lo hizo con su carisma y el apoyo de su mujer Loli, otra entregada en la ayuda 'Contra el Cáncer'. Sabía que cenaría sola en Nochebuena mientras un grupo de altruistas hoteleros de Almería se jugaban la vida y guisaban para todos aquellos compatriotas que con el «cariño de los sabores de España» echarían un poquito de menos a sus familias y sus pueblos. Y cuando se brindó por España, muchos hombres y mujeres militares no pudieron evitar que sus ojos brillaran y alguna lágrima de cariño corriese por sus mejillas.
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Submarinos, apretada soledad
El cabo primero José Ángel Ginoris prepara el menú (hoy toca salmón) para la dotación del submarino Tramontana de la Armada Española que prosigue su despliegue en el Mediterráneo, integrado en Operación 'SeaGuardian @NATO'. Creo que es de los pocos espacios donde me queda pasar la Navidad. Está prohibido a los no militares, pues allí también hay criaturas con su corazón y añoranzas. En una ocasión, con los permisos pertinentes, accedí al interior de las entrañas de un submarino español. Cuando vi la cocina donde preparan la comida cuatro veces al día, para oficiales y tripulación, pensé que hay que ser de otra raza para aguantar psicológicamente ese trabajo. En las profundidades del mar tomarán una buena sopa con tropezones, pavo asado con patatas y mantecados con turrones.
Queridas enfermeras/os
Pasé una Nochevieja, por motivos familiares, en el sillón de acompañante en una habitación de un hospital de la Seguridad Social. Junto al enfermo y con muy tenue luz se hacía imposible leer. Todo marchaba con la rutina y asepsia habitual. El silencio solo era roto por algún quejido. Una carrera por el pasillo de los sanitarios de turno que acudían prestos a la habitación donde habían sido requeridos. A las cinco de la madrugada me levanté para estirar las piernas y al pasar por el cuarto de guardia de la planta, se me hizo un nudo en la garganta.
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Guardias hospitalarias
Ver a dos enfermeras, en este caso, en un duerme-vela, con todas las luces encendidas de dicha sala de guardias, prestas a saltar corriendo si la luz de emergencia se enciende de alguna habitación. Además de mantener sus rondas continuas por cada una de ellas. Ni en la UCI ni en Urgencias pueden permitirse eso. Echarse agua en la cara. Ir al servicio y tomar un aguachirri de café que, con suerte, puede haber, con galletas María. Huelga decir que ni cena especial, dulces o bebidas. Solo agua y café (si queda) y después ser 'un trabajador no fijo'. A más de uno que conozco lo ponía, solo de mirón acompañante, a compartir, sin tocar nada, en una guardia nocturna en Navidad.
Pilotos y mecánicos del aire
Hay otras Navidades sin celebrar. La zona llamada 'Alarma' de la base de Torrejón de Ardoz se sitúa en solitario espacio en un extremo de la pista central, con acceso directo y rápido a ella. La policía aérea vigila perímetros y puertas de entrada de todas las bases españolas por el mundo. En Torrejón, la zona de 'Alarma' es un mundo aparte, solitario, pero con personas y sentimientos. Los pilotos de guardia pueden estar en el aire (volando) en menos de 10 minutos. Por tanto, nada de cena opípara, ni bebidas alcohólicas, ni pijama y a dormir. Los centros de vigilancia aérea y marítima saben bien que, en estas noches, pueden atacar los malos con otras religiones, pensando que haya más relax en las fuerzas del orden españolas. Jamás. Tenemos a los mejores profesionales que dejan a sus familias solas por Navidad.
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Guardia Civil, bomberos, policías
Qué les voy a contar. Cuando en el cuerpo de guardia abren sus tarteras con la comida que en casa toma su familia , se les hace un nudo en la garganta. Hasta que suena una alarma. No hay cena y el condumio familiar queda en la mesa del destacamento. Esta situación vale para cualquier colectivo de orden público y rescate. Ni imaginan el corazón tan grande que tienen todos estos señores y señoras. Otro grupo notable son los funcionarios de prisiones, los responsables de redes eléctricas, aguas potables, ambulancias, estaciones de servicio en carreteras y muchos más.
La Armada española
Destinados a misiones oficiales, como el destacamento de la Antártida, o protegiendo a la flota marina que capturan especímenes para nuestro disfrute en océanos tan lejanos que no se pueden permitir volver a casa. Son veladas tristes, pero la faena no entiende de festividades y la pesca continúa. Del mismo modo que nuestra Armada mantiene las guardias a bordo para evitar a los piratas que asaltan las naves de cabotaje. La cena es menos de rutina, pero el recuerdo de casa y las familias no se va de la cabeza.
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Hoteles del mundo
No solo Navidad. Cómo podía omitir a esos profesionales que en demasiados casos se juegan la vida cuando aparece un atracador y cree que puede robar dinero. Que ya no hay. Son turnos, que, salvo ahora por el cierre obligado, pasan la noche en vela. Sea la fecha que sea. En cocina, en los que estén abiertos, les dejarán algo del menú servido a los clientes que ellos tomarán en la soledad, como los porteros de garajes y urbanizaciones, taxistas, funerarias, grúas de carretera, control de pantallas de tráfico, miembros de seguridad privada, etc.
112, buenas noches
Cuando se oye ulular una sirena y se ven destellos luminosos, no imaginamos qué estarían haciendo esa noche navideña en su sede, sus salvadores. Sus primeros auxilios son los más importantes mientras el accidente sigue humeante a pocos centímetros de nuestro cuerpo. En Navidad, las noches son más complicadas. A veces graves. El alcohol en desmedida, las drogas y la violencia son responsables de secuelas, a veces mortales. Y un alto coste de las haciendas locales o nacionales, pues esos equipos de alta tecnología, son caros. Muy caros. Todos ellos nos cuidan. Respetémosles.
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