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Premio, New York Times y Cádiz, teleférico y un adiós

Premio, New York Times y Cádiz, teleférico y un adiós

Esta ha sido una semana triste, por la pérdida de un gran maestro, amigo y director: Melchor Sáiz-Pardo

PABLO AMATE

Jueves, 21 de febrero 2019, 22:57

Soy de los que creen que el mejor premio es que los clientes compren una marca de vino, y muchas veces más. Pero a nadie le amarga un dulce, recibir un merecido premio a su trabajo. En este caso ha recaído a los vinos Fontedei de Granada. La unión del grupo comercial distribuidor Areña y el serio enólogo y farmacéutico Antonio de la Casa lo ha conseguido, también gracias a la edad que tiene ya el viñedo, asunto este prioritario que ha logrado que algunas bodegas, que no todas, estén mejorando en calidad. Se empeñaban algunos en odiarme porque no reconocía esa calidad en cosechas de viníferas con dos o tres años máximo de cultivo. El tiempo me va dando la razón.

Rodilla 80 años

Para todos los niños que íbamos a Madrid era un premio que te llevaran a comer un sandwich o emparedado -que sería su palabra en español- a esta mítica casa, que solo tenía, creo recordar, una tienda en Madrid. Hoy tiene muchas. Pero era un lugar serio, hasta elegante. Hoy es un local más distribuido por diversos puntos de la capital madrileña. Hay hasta en la estación de autobuses de Méndez Álvaro. Y me ha resultado singular que, para celebrar esos 80 años, hayan elegido a Mario y Alaska. Será para atraer a ese segmento de público, digo yo...

Cádiz, en Nueva York

El famoso periódico New York Times ha elegido como la mejor provincia gastronómica a Cádiz. Y me uno a tan gran elogio. Nosotros estuvimos varios años veraneando en el Puerto de Santa María y cada tarde íbamos a cualquiera de los pueblos bonitos que están a poca distancia para cenar allí. Desde sus variados especímenes de pescados y mariscos, al tener el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, a sus grandes vinos mundiales elogiados por todo tipo de ilustres personajes como Shakespeare o Fleming. Dar un leve giro hacia el Coto de Doñana, Bajo Guía y Sanlúcar de Barrameda con sus insignes manzanillas y generosos. Los túnidos que dan nombre a poblaciones, y el interior trepidante donde la lluvia es una maravilla y sus productos alimentarios un pecado, pero venial.

Viento fresco

Comparto muchas cosas con los ecologistas. Pero hay veces que me despistan cuando se encabezonan en una cosa, que es buena para turistas y locales, porque va a contaminar mucho menos. Cuando se hizo la torre Eiffel, surgieron, como siempre, grupos de personas que se negaban violentos a que se emergiera tan rara construcción. Yo estaba en París cuando pusieron una noria en la plaza de la Concorde, frente al hotel Crillón. Me dio tiempo a subir una vez. Pero tuvieron que quitarla para ponerla tiempo después de nuevo. Y ahí sigue. Mientras Londres ya tenía una, y me he subido varias veces, una gigantesca noria a orillas del Támesis, frente al Big Ben. Y ahí sigue. Y cuando se hizo la circunvalación de Granada hubo gritos y rasgaduras de ropajes, lo mismo que cuando se hizo el bonito pabellón de Las Titas.

La cosa es inquietar

¿Qué contamina más? ¿La carretera, parking y todo tipo de accesos a Sierra Nevada llena y atascada de coches y autobuses? ¿O un eléctrico teleférico aéreo? ¿Qué es más peligroso? ¿Una nevada inesperada con la estación llena de domingueros que no saben conducir en nieve -asunto normal- o una bajada en teleférico aunque haya niebla? La verdad es que parece que algunos cuando viajan no miran ni aprenden. Como viejo esquiador he conocido muchas estaciones como Tignes, que deja los coches abajo y tiene perforada la montaña con un túnel por donde sube seguro un tren de cremallera. Conozco la gran mayoría de las estaciones de los Alpes franceses, suizos e italianos, o los Andes Argentinos, y allí hay teleféricos que se usan para miles de personas que disfrutan el paseo. Comen y bien en sus múltiples restaurantes y bares, sin riesgo posterior para la conducción. Y en verano tiene que ser un gustazo subir viendo las luces de los pueblos, dar un paseo, buena cena, vino y compañía. Y volver 'volando', sin molestar.

Medias verdades

Estoy aburrido de escuchar en inglés la expresión de noticias falsas (fake news). Los políticos son los que reiteran la frase anglosajona existiendo una muy clara en español. Lo que sí quiero señalar es que en alimentación lo que existe muchísimo son las verdades a medias. Grandes compañías productoras de todo tipo de alimentos presuntamente hacen solicitud a notables investigadores para que analicen sus productos. Una vez realizado el trabajo por la universidad de turno o laboratorio, presuntamente indican que el trabajo es muy completo pero que su empresa editará las 'cosas buenas', dado que las que no lo son no dejan de estar en menor medida, etc.

Etiqueta de aceites

Esta es una lucha que no se si lograré ver ganada. La cosa es muy sencilla para el consumidor, pero para esas cooperativas con más de 2000 socios, prefieren a veces dar los datos justos. Lo cual no ayuda al consumidor, por mucho que nos empeños los docentes-periodistas en divulgar conceptos. Por lo pronto, son muchos los que omiten algo fundamental para saber sacar partido a los distintos tipos de aceites que hay en el mercado: la variedad de aceituna. Hay más de 200. Segundo es poner la cosecha: todos los años no son iguales climatológicamente. Lo mismo que en los vinos, esos parámetros influyen, y mucho, en la calidad de ese aceite.

Comprar en Internet

Cada vez suelo ser más reacio a ponerme en manos del espacio cibernético y mandar el número de mi tarjeta bancaria. Tuve una negativa experiencia, denunciada oficialmente con Logitravel, que pone un teléfono para cuando hay una emergencia o problema con el alojamiento o viaje. Y fue la escena más despreciable que he tenido que oír: una señorita se enrocaba en que no podía hacer nada por solucionar los problemas que ellos habían ocasionado al venderme unas instalaciones en el apartamento de las que no solo carecía, sino que jamás las habían tenido. Logitravel no hizo absolutamente nada para ayudarme ante su total y falsa publicidad. Por lo tanto, no les recomiendo esta compañía por más precios baratos que pongan. Es mentira. No sirve para nada y no cumplen.

Jockey VS Saddle

Les contaba la semana pasada que el mítico restaurante Jockey, cerrado desde hace años, abre en breve bajo otro nombre y variados estilos coquinarios. En sus comedores he conocido a ilustres personajes de todo tipo. Pero siempre interesantes. El nuevo Jockey se divide en tres plantas, con 1.600 metros cuadrados en total. El espacio que abrirá en primavera acogerá diferentes conceptos. En la planta principal, The Lobby Bar ofrecerá una propuesta gastronómica y de coctelería en un ambiente de refinada informalidad. En esa misma planta, The Restaurant, servirá en sus 25 mesas alta cocina tradicional en un espectacular entorno donde cobran especial protagonismo el lucernario y un pequeño jardín. Estos elementos arquitectónicos cambiarán por completo el recuerdo en su anterior vida. Por último, The Rooms, en la primera planta, acogerá un total de cinco privados con recepción independiente y una capacidad de entre 4 y 24 personas.

Hasta siempre, Melchor

Fue mi primer director del IDEAL. Él me hizo la primera entrevista cuando IDEAL estaba en la Calle San Juan de Dios. Y con su gran inteligencia y visión de futuro me contrató para ocuparme de un tema que todavía resultaba jocoso. O de bribones y borrachos. Los años, como en muchas cosas, le dieron la razón. Y lo que antes era un jolgorio o ágape se ha convertido en un pilar de ingresos de miles de millones y generador de puestos de trabajo. En mi libro secreto cuento algunas anécdotas que nadie conoce y yo las viví con el. Hasta siempre, director.

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